27 marzo 2012

Estamos locos, ¿o qué nos pasa?

Voy a reprografía en mi universidad a imprimir un par de papeles de una subvención y me encuentro con unos paneles en medio del pasillo, llenos de fotos, como alguna me parece un poco "extraña", busco de qué se trata y encuentro: Concurso de fotos eróticas. Vota y gana! Ya no he querido mirar la exposición...
Me ha parecido de muy mal gusto. Y no es que tenga nada en contra del sexo, ¡todo lo contrario! Me parece algo muy natural y muy humano. Lo que no me parece humano es banalizarlo como si se tratara de algo sin importancia y comerciar con él. Porque por mucho que lo llamen concurso y sea libre presentarse y votar, es un eufemismo para no llamarlo pornografía directamente.
Que me tachen de retrógrada... Ya digo que no estoy en contra del sexo. Sin él, yo no existiría. Pero me parece una mentira la publicidad engañosa de aquella campaña del Ministerio de Sanidad de Póntelo, pónselo hablando del preservativo. Porque sí, salvo que se rompa el preservativo, protege del embarazo, pero no es 100% eficaz cuando tratamos de enfermedades de transmisión sexual como el SIDA y muchas más. Porque, el único método que se ha mostrado efectivo científicamente en reducir el SIDA ha sido el ABC, donde la C sí significa condón, pero no nos olvidemos de la A y de la B. Por eso, no entiendo porque en las máquinas de comida de las universidades públicas, además de patatas, chocolatinas y pañuelos de papel, se venden preservativos...
Porque cuestiones morales aparte, ¿el uso del preservativo en España y de la píldora del día después ha reducido el número de abortos, que era el objetivo principal del Estado para ahorrar tener que pagar el aborto de las mujeres? La respuesta es no.
¿Entonces? ¿Por qué seguir empeñándonos en algo que no funciona?

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