20 mayo 2012

Happiness

¿Sabes qué?
Te compro
por todo el dinero del mundo
(que no tengo)
ese poco de felicidad
que ni siquiera sabes que tienes...
Y que veo que te rebosa
por todos los poros de tu piel.

Te crees infeliz.
Y no sabes que yo daría
mil vidas por tener tus problemas
y solo eso. Con eso me bastaba
para seguir.

Sí, lo que daría por ser tú,
por ser yo antes, cuando
no me daba cuenta de
que era muy feliz.

Feliz por llorar, por no
tener pensamientos oscuros,
feliz por preocuparme de
tonterías, feliz por reír
a voz en grito (escandalosamente
feliz).

Te compro la salud que no valoras,
las fuerzas que crees que no tienes,
la insipidez de tu vida ordinaria,
las inquietudes locas que no dejas
salir por miedo a los demás.
Te lo compro todo: te vendo
mi pasado para ganarme
un futuro lleno de luz.

¿Qué no la ves?
Es que aún no has aprendido
que en este mundo, la luz
se ve entre sombras,
en un claroscuro repleto de luz,
pero a mí se me ha hecho oscuridad,
y no sabes cuanto añoro
volver a ser tú,
que todo sea como antes:
cuando no sabía ser feliz
con lo que tenía,
y sin embargo era feliz.

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