22 abril 2013

Toma de contacto

EGM tiene una categoría en su blog que se llama aPLAuso, y yo, inculta de mí, no sabía quién era ese Josep Pla. Tras 'Un paso atrás', se imponía conseguir 'El cuaderno gris' y 'Notas dispersas'. Claro que pretender leer a Pla en castellano a base de ejemplares de la biblioteca pública barcelonesa es un despropósito, y en la estantería solo estaba 'Barcelona, una discusión entrañable'. Me pareció un buen comienzo, porque llevo solo desde enero por estas tierras, y se tratan nada menos que de los recuerdos de Pla cuando llegó a Barcelona a estudiar su carrera. Nos separa la edad, y que él es un verdadero catalán, y yo una exiliada. Empezando el doctorado, quise ver Barcelona (una ciudad que me apasiona en muchos sentidos) desde la perspectiva de Pla: visitar en una especie de homenaje humorístico muchos de los lugares que menciona en el libro (por ejemplo el Ateneo barcelonés).

En otros sitios, como el Liceu ya he estado y suscribo punto por punto lo que escribe Pla: "Siendo estudiante, fui alguna vez a escuchar ópera al Teatre del Liceu. Fui, como es natural, al gallinero. Puesto que el Liceu es un teatro absolutamente diferente de los demás en nuestro país y el público que a él acude es muy distinto, es lógico que al gallinero del Liceu lo llamen de otro modo: en efecto, lo llaman el quinto piso. El quinto piso del Liceu." ¿Quién no lamentaría su exiguo saldo al ver las entradas que cuestan 200€, cuando uno accede a la plaza sin visibilidad del escenario de menos del 10% de la anterior?

El libro tiene una mordacidad desternillante: la quema de conventos para conseguir más espacio para el pueblo aglomerado y agobiado. El despropósito de Plaça Catalunya que nunca será una plaza en el sentido europeo de plaza. Así que miren el fruto de mi último asalto a la biblioteca. Ya les contaré si me entero (o no) del catalán, pronto empezaré mis prácticas con Pla.

 Esta es mi recopilación de frases, algunas valen como aforismos (me parece):

Todo esto resulta bastante pintoresco, porque la realidad es siempre pintoresca.
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La situación, formulada de modo estricto, es clarísima. La Barcelona moderna es una enorme aglomeración humana en el sentido etimológico de la palabra. Le faltan lo que Teixidor llama, subrayando las palabras, los "núcleos monumentales de cohesión espiritual".
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Pero estas cosas no han de razonarse: han de darse por sabidas porque si, después de veinte siglos de civilización, no hemos llegado a tener un mínimo de gusto, hemos hecho el ridículo.
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Con la ingeniería pasa lo mismo que con sonetos: al principio, todos suelen empezar bien; luego, por lo general, se estropean; al final, algunos, pocos, se arreglan; la mayoría se descomponen definitivamente. Todo depende de la calidad del humo que se respire en cada momento.
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Era un  viaje instructivo y provechoso, como todas las cosas que exigen paciencia.
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Las hojas de rosa exhalaban una-digamos- espiritualidad carnal.
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Los monumentos refrescan el espíritu; las lápidas avivan la memoria.
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La sensibilidad literaria lo mueve todo porque es un conocimiento.
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Nuestra filosofía es primaria, sensual, brusca y contundente.
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Gaudí es aparte. ¿Un genio? Es posible. Pero sobre todo un hombre de concepciones grandiosas en un país donde el pigmeo voluntario abunda muchísimo.

2 comentarios:

  1. La de Gaudí es una genialidad

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    1. ¡Qué cambio de imagen! jajaja, parece que tomas las riendas al zombi.

      La verdad es que Pla es ingenioso, mordaz y... genial, sí, Supongo que aparecerá más veces por aquí ;)

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