13 febrero 2014

Cuitas de un desdichado voluntario

Que quede claro que antes de voluntario soy novio, ¿eh? Si no estuviera saliendo con Sheila (llevo detrás de ella varios años), nunca hubiera acabado dónde y cómo acabé. Esto parece más una historia de terror con fuerte factor romántico, más que el testimonio o algo así que animaría a personas como yo a hacer, bueno, cosas que nunca haría.

Yo soy un tío normal, ¿vale? Me gusta el rock, un poco de rap, estudio lo justo para no tener problemas y no tengo claro qué quiero ser de mayor. En cuanto a Sheila, sobre todo es muy guapa, y no porque yo lo piense, todos los chicos hemos andado detrás de ella pero nunca nadie lo había conseguido. Ella era inalcanzable: de la zona de clase de notables, y nuestros intentos por llamar su atención fallaban uno tras otro. Pero un día le invité al cine y dijo que sí, y el resto... ya es historia.

Ella iba cada semana. Al principio no quería contármelo, creo que le daba apuro que me riera de ella. No me reí, claro. Incluso le dije que era guay lo que hacía. Craso error, porque fue cuando decidió que podíamos ir juntos. Y aquí estoy.

La primera vez fue la peor con diferencia. Bueno, no estoy seguro... Quizá luego me he enfrentado a situaciones más complicadas, pero no tenía el susto de la primera vez. Por mucho vídeo introductorio que nos pusieran...., ya las imágenes me impactaron bastante en vez de tranquilizarme. Y fue subir a la planta que me dijeron y quedarme solo con otros voluntarios ante el peligro, y sentir un nudo en la garganta. Pero cuando me pasan esas cosas, suelo hacer y decir tonterías para disimular ante los demás lo que me pasa por dentro. Así que cuando la Hermana me dijo:

-         A ti que eres nuevo, te voy a poner con alguien fácil para que tengas ganas de volver.
-         O con alguien difícil y así ya me voy acostumbrando- le contesté bromeando.

Acabé con el señor Carlos, que aparentemente, y por comparación con el resto de enfermos que estaban en el comedor, parecía que estaba bien. Solo un hombre mayor en una silla de ruedas. Mientras le ponía la servilleta a modo de babero y le iba hablando, no sé, de quién era yo, del tiempo que hacía…, me di cuenta de que no hablaba. Doble glups, ¿darle de comer en silencio? Allá que me puse. Y lo hice fatal. Sí, porque siendo diestro me coloqué a la izquierda y le di de comer con mi mano izquierda. Con los nervios me temblaba el pulso a saco. Además, el señor Carlos abría la boca, pero en el proceso de tragar a veces se lo tiraba todo por encima. Para intentar evitarlo yo espaciaba mucho las cucharadas, pero empecé a notar que se enfadaba conmigo: porque le manchaba la servilleta, porque se lo daba lento, porque tenía mala leche… Supongo que una mezcla de todo eso. Y yo seguía allí peleando con el puré, la pringosidad, intentando que no se fijara en las manchas doblando y re-doblando la servilleta, intentando acertar con la cuchara a la primera y acabar de una santa vez con tanta incomodidad. Bajo mi bata de voluntario yo estaba sudando como un condenado, me dolían las articulaciones de estar doblado sobre la silla de ruedas, y algo increíble llegué a tener agujetas de la forma de coger la cuchara. El señor Carlos y yo acabamos de la peor manera posible: él que no habla, me insultaba, y me miraba con encono, y yo acobardado y tímido. Una experiencia irrepetible, vamos.

Sin embargo, hubo un momento en que me fijé en sus ojos, y me di cuenta de que era tan humano como yo… Quiero decir que sentía miedo y desesperación, igualito que yo. No sé, fue una mirada directa de corazón a corazón. Algo que más adelante he procurado hacer con el resto de enfermos de la planta, y es escalofriante, porque muchos no tienen apariencia de humanos. Vale, he dicho una barbaridad, pero es así, pero les miras a los ojos y… bueno, todo cambia.
Película Los goonies, vía
Yo que sé porque volví. ¿Por Sheila? No lo sé, pero fue aparecer en la planta, y el señor Carlos me hizo gestos de que me acercara. Me estrechó la mano con una gran sonrisa y me atrajo para darme un beso en la mejilla. Alucinando en estéreo. Creo que ahí me di cuenta de que cuando eres voluntario no tienes que ser el mejor de la clase, ni el mejor ayudante de dar de comer; que ahí no importa si lo haces bien o mal, son importantes otras cosas. Me sentí bien, y yo creo que por eso me convertí realmente en voluntario. Ahora conozco a los enfermos de mi planta, y ellos me conocen a mí. Si vamos en horario distinto a veces no me reconocen, y si me toca de comer con el señor Carlos puede estar distante y frío, mientras que otras veces me recibe calurosamente. No sé, incluso cuando no recibes nada a cambio, ni una sonrisa ni un nada, tampoco te sientes mal, porque al fin y al cabo vas allí a dar y no a recibir. Y que conste que siempre recibes más de lo que das, aunque lo hagas de culo, o los enfermos tienen un mal día. No sé explicarlo, no se me da bien, os invito a probarlo, y si eso, luego hablamos.
El lugar donde transcurre toda la acción: Cottolengo del Padre Alegre, de Barcelona, fuente

12 febrero 2014

#TertuliasCiencia vamos con la segunda edición

Llego tarde, lo sé. Se me han juntado varias cosas…, y hasta esta semana no me he puesto al día. Tenía descargada la versión on-line del libro (disponible aquí), pero ¡alma de cántaro!, ¿cómo ibas a leerte el libro en tu ordenador, si lo máximo que has conseguido leer en él son artículos científicos y a veces en diagonal? Vale, me podría haber dado cuenta antes, que al fin y al cabo hubo tiempo en vacaciones de Navidad. Sí, pero yo en Navidad estuve cambiándome de piso con todo lo que eso conlleva (no solo mudanzas, sino también, papeles, muebles, electrodomésticos, más algún que otro susto) y así volví de nuevo al trabajo. Y no es que no lo haya intentado, os prometo que he llegado a odiar estas palabras “Bienvenido. Y felicidades. Estoy encantado de que pudieses conseguirlo. Llegar hasta aquí no fue fácil. Lo sé.”, con las que comienza la introducción de Una breve historia de casi todo que he leído al menos media docena de veces… La vez que más lejos llegué fue la primera, con la esperanza de llegar a tiempo a la tertulia, y con la esperanza de que nuestra primera cita bloguera fuera para hablar de la introducción. ¡Ja!, mira que voy conociendo a JC y no le gustan los prolegómenos, ¡pues claro que empezaríamos por el primer capítulo! Así que, entre una cosa y otra, me fui retrasando… hasta darme cuenta de que nunca lo iba a conseguir, así que me fui a Amazon y me compré el libro en formato físico, y empecé a leerlo por el capítulo 4. Comparado con El tíoTungsteno se me hizo más pesado y más largo, pero me atraparon las anécdotas que se contaban, así que me enganché, y seguí por el 5 para comentar en el resumen de @ikutram. Y ya sin parar, di marcha atrás a mi odiada introducción, y los capítulos 1, 2 y 3; comentando en todos los resúmenes y suscribiéndome a nuevos comentarios. Aprovechando que estaba en racha, consulté el calendario y me apunté a resumir el próximo capítulo. Este sábado a las 11 de la mañana, saldrá mi resumen del capítulo 6 “Grandes y sangrientas batallas científicas”. Para ello, ya lo he leído un par de veces, y se me han ido perfilando las cosas de las que hablar… Os dejo para empezar a escribir el borrador. A propósito, finalmente este fin de semana viajaré, así que no estaré todo lo pendiente que me gustaría pero os vigilaré a todos vía Twitter, y el que avisa no es traidor…

11 febrero 2014

Hemos apoyado crowdfundings por encima de nuestras posibilidades: El principio

Pues sí, @cuantozombi, yo no lo hubiera dicho mejor. Solo que además de los crowdfunding, me compro libros de poesía o para #TertuliasCiencia, y me empeño en ir las más veces posibles al teatro o a la ópera... Bueno, que sí, que soy un peligro, pero creo que es la demostración más fehaciente de que yo debí nacer millonaria, jajajaja.

El caso es que se me ha ocurrido contaros mi experiencia como mecenas de la ciencia... Por si os interesa u os animáis en próximas ediciones, por encima o por debajo de vuestras posibilidades. Así que me remonto hasta junio de 2013, cuando ingresé en Verkami y me hice mecenas del documental Raras, no invisibles, acerca de las enfermedades raras. Después de dedicar un Carnaval de Biología a ese tema, ya estaba bastante concienciada, y además hubo varios posts dedicados al proyecto: Raras pero no invisibles...algo más que un post o Raras, pero no invisibles, mucho más que un documental. Puesto que ya cobraba un mínimo sueldo de becaria en prácticas (o algo similar) y no tenía que dar cuentas a nadie..., me tiré a la piscina y colaboré con lo que pude. Fue una verdadera satisfacción ver que el proyecto tiraba hacia delante, y todo un orgullo verme (sí, lo siento, así de vanidosa que es una) en los agradecimientos finales del documental. Pero más todavía, cuando al trabajo me llegó un sobre precioso (llamó la atención de todo el mundo que lo vio) con mi recompensa de mecenas. En realidad, estas cosas son bastante superficiales, y lo que realmente me "llena" de alguna forma es que a veces la ciencia básica en la que trabajo actualmente acaba en un ensayo de fármacos para una enfermedad rara (a veces también parasitaria), y bueno, a nivel investigador está muy pero que muy bien, pero encima a nivel personal he colaborado dando difusión y visibilidad a Raras, pero no invisibles. No me enrollo más: que disfrutéis de "nuestro" documental.

10 febrero 2014

Basura bella

Es el título de un poema de Casi de Rodrigo Manzuco. Sin que se nos olvide que la basura espacial es un gran problema, mirad esta imagen y leed a continuación el poema ;)



La chatarra espacial...
                                  Me fascina la mezcla,
con su fusión quimérica
de basura y estrellas,
                                de estiércol y aluminio
reluciente de dólares,
de piñata que explota, de moscas que rodean
un tesoro, de lata
de refresco tirada en una playa
desierta:
             un sacrilegio
sin importancia
                       y a la vez
terrible. 300 toneladas
de pequeños fragmentos
errantes y asesinos como balas perdidas
bailando alrededor de nuestra órbita.
Dentro de poco
ocurrirá un desastre, y podrán estos versos
-"Ya lo dijo un poeta!..."-
en una esquina triste del periódico
-"Lo publicó en un libro que se llamaba Casi".
                                      Sin embargo,
me encanta esta basura
que aparece en las fotos de la Tierra
vista desde el espacio,
temblor de átomos locos,
santo nimbo de mierda que circunda este mundo
con sus cometas mágicos,
                                        rojos, sucios, alegres,
fugaces, clandestinos, luminosos y oscuros
                                       como sueños,
como tórridos sueños
de una increíble noche de verano.

Esta entrada participa en la XLIX Edición del Carnaval de la Física, cuyo blog anfitrión es El zombi de Schrödinger 
y también en la IX Edición del Carnaval de Humanidades acogido en Ciencia y alguna otra cosa

09 febrero 2014

Unos cuantos pensamientos sueltos recopilados en verso

1.

No estoy a medida de este mundo
me queda demasiado grande
y ni de puntillas alcanzo a los lugares altos.

Además está pensado para diestros
y se nota desde el abrelatas
 a la bureta de laboratorio.

El resultado es que, a menudo,
me siento un ser diminuto en un país de gigantes,
una niña que juega a ser adulta con adultos de verdad…

Y si lo disimulo cada día
quedo al descubierto cuando hago el check-in en un hotel
Pienso que si no me convenzo a mí misma,
¿qué éxito podré tener en el espectador?

Sin embargo, es en estos casos in fraganti
 en que me reconozco más y mejor
que en mi reflejo del espejo.
Soy más yo en mis fracasos,
quizá porque soy la única que los conoce en profundidad.

2.

El otro día sentí verdadero miedo
de la herencia de tus silencios.
Reconocí en mí una huella y en el pánico
y la autodefensa de convencerme
de que soy distinta, me entró
la duda inmensa de que no lo era tanto.
Fue silencio para acallar mis desplantes 
y que nadie más que yo
chupara el veneno de mis afilados colmillos.
Había una causa para tanto silencio,
pero lo sentí clavarse en forma de miedo.

3.

Más que a la muerte
temo la rutina y el aburrimiento
el sentir el vacío inmenso
la Nada que inventó Michael Ende
para su Historia Interminable.
De esa Nada salen los hombrecillos grises de Momo,
la ansiedad por dar la talla XXL,
¡y aprovechar el tiempo!
Pero de ahí también sale la tristeza abismal
y otras bestias que enterré a su lado
en la última batalla.

4.

La vida sigue.
Y nosotros lo queramos
o no con ella…
También están la belleza, la poesía, la música, el teatro, la familia…
La balanza se inclina al lado bueno de las cosas.

07 febrero 2014

Viernes

Hoy, he vencido
(se nota que he dormido
alguna hora más de las que suelo)
con Botas, y entre verso y verso
he ido descubriendo asombrada
el camino diario.

06 febrero 2014

Horas de amanecer

Cada mañana
con un libro,
los colores del cielo
a las 8:30 a.m.
entre nubes
quitan el habla.
Pero yo me duermo
sin remedio de estación
de tren en estación.
¡Ay, como entiendo
que el espíritu está pronto
pero la carne es flaca!