Cada día me levanto con el pie izquierdo, entre otras cosas porque soy zurda.
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A veces pienso que todo se debe a problemas de psicomotricidad. No hay día en que no me duche con los cereales, me falla la puntería del envase al tazón. Y si no son los cereales, le doy un codazo al tupper de macarrones, y tiro el kilo que cociné para toda la semana al suelo. O al sacar el yogur de la nevera, vuelco el bote de aceitunas sobre la tableta abierta de chocolate (bien por mi futuro ataque de acné juvenil).
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No sé por qué sigo intentando hacer las paces y portarme bien con el mundo para llevarme un jarro de agua fría de recompensa. ¡Al menos es verano! Lo que significa... que sí... que me temo que lo seguiré intentando mientras sea yo :P
Mi chica vive en tu segundo microrelato, el control de las distancias y ella no son amigos. Pero lo mio es peor, yo no distingo izquierda de derecha, así que nunca se con que pie empiezo el día ^_^
ResponderEliminarVale, me has pillado: soy un poco disléxica, distingo mi izquierda porque tengo callo de escribir, pero ya se me está yendo con la era del portátil y el fin de los apuntes... Y era mi manera más fiable de determinar izquierda-derecha :O xDDD
EliminarSuele pasar, pero no te preocupes. En la Edad Media hacían mezclas raras como esas, así que puedes especializarte en cocina medieval ;P
ResponderEliminarLa última me pasó anoche que me desvelé: fui a por un yogur a la nevera, y no sé cómo narices se me abrió la tapa y embadurné puerta de nevera y congelador con yogur de trocitos de manzana. No puedo transcribir la traducción de lo que pensé... Pero que quede como cuarto microrrelato xDD
EliminarSimpático. Al nivel de la cotidianidad increíble. Saludos. :D
ResponderEliminar¡Muchas gracias! ;D
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