Sigo con poesías navideñas. El Niño tuvo bien traerme la noche del 24 de diciembre el poemario Magníficat de Carlos Pujol, que he disfrutado enormemente y del que hoy me gustaría compartir esta poesía dedicada a los Magos de Oriente. ¡Felices Reyes a todos! :)
Detalle del Altar de Mosoll en Seu d’Urgell. Foto MNAC |
Los Magos esperaban otra cosa,
más confort, lucecitas, un dosel,
cortesanos, alfombras y tapices,
en fin, lo de costumbre.
Iban siguiendo un rastro de los cielos,
eran la lejanía y el saber,
el empeño en ir siempre más allá.
Nos verían tan pobres e ignorantes,
¿serán ellos? Parecen impostores,
los reyes de este mundo
¿pueden nacer así, en la intemperie?
El más viejo y más sabio
se volvió a los demás y comentó:
Esto no está en los libros. Asintieron.
No estaba consignado,
luego no era creíble.
Quiso saber: ¿Cómo se llama el Niño?
Y el nombre de Jesús
en sus labios me pareció muy dulce
cuando lo repitió.
En nuestra situación lo que nos dieron
era algo embarazoso y no muy útil,
los sabios son así, dijo José,
y al irse reverentes y perplejos
me llamaron Señora (¡esa era yo!).
Atónitos y alegres,
se fueron murmurando entre sus barbas
palabras de un lenguaje cabalístico.