Soy bastante ingenua... Con lo que quiero decir que es muy fácil engañarme porque habitualmente no me entra en la cabeza que la gente tenga oscuros intereses para mentirme. No lo entiendo y ya he tirado la toalla en intentarlo, y como es algo que me ha jugado muy malas pasadas, trato de desarrollar mecanismos alternativos para que no me pase demasiado.
Esta historia empieza en diciembre de 2013, cuando alquilé un piso tipo estudio en pleno Born (c/ Sant Pere Mitja 61 bajos, 08003, para más señas). Era un bajo de obra nueva en una finca bastante antigua y estaba a un buen precio teniendo en cuenta la zona y lo que llevaba visto. Era la primera vez que alquilaba un piso, hasta entonces solo había alquilado habitaciones en pisos compartidos, y la casa me dio muy buenas vibraciones y me lancé. Después de todo el papeleo del contrato, el comercial se comprometió a comprobar en diciembre que todo estuviera en orden y a enseñarnos otro piso de la finca para darnos ideas para amueblar el mío. El día anterior a la fecha en que habíamos quedado, le llamo y me dice que ya me dirá a qué hora se podrá pasar..., y al día siguiente llama diciendo que su madre está en Urgencias con un infarto. Obviamente le digo que no se preocupe...
Y entramos en la vorágine de Ikea, electrodomésticos, poner lámparas y limpiar a fondo. Nos enteramos por los vecinos y por el rastro que dejaron en la cocina y la casa de que SÍ hubo alguien viviendo antes que yo: okupas. En el momento, tampoco le di más importancia pero a las 24 horas de trasladarme al piso empieza a inundarseel baño no se sabe por qué. Es un viernes en horario laboral pero el técnico de la inmobiliaria ya no está trabajando... y pretende que me espere hasta el lunes cerrando la llave del agua. Decido llamar a un servicio de urgencias y me tienen que cambiar el grifo del lavabo. Los okupas intentaron llevárselo de una patada pero no pudieron y a cambio me dejaron rota la guía del agua caliente y hubo que cambiar el grifo. La inmobiliaria no me quería devolver el dinero que adelanté porque no me esperé más de 48 horas a que me lo arreglaran ellos. Y de repente, unas semanas más tarde, me suben el alquiler por “obras en el inmueble”. ¿¿¿??? ¿No llevo un mes viviendo y ya tengo que pagar unas obras que no sé de qué son? Curiosamente, al pedir información, amenazar con recurrir a la oficina del consumidor, etc., en la siguiente mensualidad me descuentan el dinero de las “obras” y del grifo.
Parece que todo está aclarado y que puedo ser feliz y comer perdices… Pero unos meses más tarde, el WC empieza a perder agua, y tienen que levantar y cambiar el desagüe, y llega el verano (con cierto retraso) y ahora que ya no hace falta la calefacción parece que la casa se vuelve más húmeda… Tampoco le doy más importancia (no hay más ciego que el que no quiere ver) y me marcho tres semanas de vacaciones. Al volver a finales de agosto, me espera una desagradable sorpresa: tengo una gotera en el baño, el techo tiene una pinta pésima, y encima después de tres semanas cerrado se ha acumulado tanta humedad, que sobre las maderas contrachapadas (fondo y cajones del armario, cajones de la cama, cajonera, estantería) hay una capa potente de moho.
ATENCIÓN: las autoridades advierten de que las siguientes imágenes pueden perjudicar la vista y el sentido del gusto
Techo del baño
Gotera en acción
Puerta de la nevera
Utensilios de madera en la cocina
Resulta que la vecina de arriba cambió el plato de la ducha, y se soltó una de las tuberías, por lo que cada vez que usaba la ducha, me caía el agua a mí. Vienen los que le hicieron la obra y arreglan la gotera, vienen los del seguro y mandan al albañil para que cierre el agujero y al pintor para el techo, vienen los de la inmobiliaria y me dicen que el moho es superficial, que se limpia y no pasa nada, que una vez solucionado el problema de las goteras, no volverá a salir.
Parte de atrás del armario con distintos tipos de moho (disculpen la calidad de mi cámara del móvil)
Otra panorámica con distinto contraste del armario
Cajones de debajo de la cama
Me confío, pero como el ambiente sigue cargado húmedamente, y en Barcelona hace un calor insoportable, decido no solo limpiar el moho sino barnizar con un fondo antifúngico las maderas contrachapadas de la casa. Como estoy trabajando, durante los dos días del fin de semana, es cuando me dedico cubo de lejía en mano a refrotar todas las superficies mohosas, y con la brocha aplicar 3 capas de barniz. ¡No os imagináis la pasta que me dejé en barniz!
Total, que el tiempo va pasando y me doy cuenta de que sigue habiendo moho: no crece sobre el barniz, pero empieza a salir sobre todo tipo de madera, pared, ¡y hasta plástico! La situación empieza a volverse insostenible cuando aparecen las cucarachas. Al principio, son casos aislados en la cocina. La friego intensivamente con lejía, pero da igual: siempre aparecen bichitos (al principio a los bebés cucaracha no los identificaba como tales), y una mañana me encuentro a una a los pies de la cama. ¡Ugh! No me hace gracia que estén en mi cocina, ¿pero donde duermo? No sé qué es peor. Y al día siguiente, por la noche, al poner a cargar el móvil sobre la cama, veo a una gorda justo entre el borde del cabecero. Saco el Cucal y la sprayo con ganas…, pero una sospecha se abre paso en mi mente…, la tabla del cabecero… ¿no tenía un pequeño hueco? La levanto y hay un nidito de cucarachas conviviendo conmigo en mis dulces sueños. Hasta aquí hemos llegado.
Ahora es un cementerio, pero solo unos minutos antes era un nido sobre mi cabeza (en la cama)
No quiero volver a pelearme con la inmobiliaria, así que gestionamos una desinsección por nuestra cuenta y riesgo. Los “bichitos” de la cocina, provienen de un nido entre la losa de la meseta del fregadero y el armario de abajo. Aplican un tratamiento con el que se supone que no tendré más problemas. Pero al poco tiempo, vuelven a aparecer esporádicamente algún ejemplar, y yo estoy más aprensiva y susceptible que nunca…
Decido hacer el cambio de ropa, porque ya empieza a notarse el fresquito, y me encuentro con que mi ropa, guardada en fundas de ropa, está llena de moho, y decido que ya no aguanto más. Se acabó. Me voy de esta maldita casa.
Con la ayuda de mi madre, me enfrento a la inmobiliaria y empiezo también a buscar un piso para mudarme cuanto antes. No encontramos lo que busco… La inmobiliaria ofrece gestionar el arreglo de la humedad, de las cucarachas, y el pago de lo que se me tenga que indemnizar.
De momento, mientras no encuentre otro piso, parece la opción menos mala… Y viene el técnico de la inmobiliaria a evaluar la situación. Según él, hay una filtración de la ducha de la vecina, y el moho es superficial, y si se arregla la causa, se limpia y se puede seguir viviendo. En cuanto a las cucarachas, se ha roto una alcantarilla y todos los vecinos de la zona han tenido el mismo problema. Obviamente la culpa no es de ellos, eso lo tenemos que comprender. Mi madre se queja de la salubridad del piso, porque vivir y dormir con esa humedad no parece muy saludable y está preocupada. Él se niega a reconocer que hay una humedad ambiente excesivamente alta, y se mantiene en sus trece: ¿Qué quieres que la pobre vecina te pague un hotel? No, yo no quiero que me paguen nada: quiero tener lo que figura en el contrato de alquiler, MI VIVIENDA, mía y no de las cucarachas ni del moho.
Se comprueba que no hay avería proveniente de la casa de mi vecina, no se sabe de dónde viene la humedad, aunque se especula que venga de la ducha de otro vecino ¿? o de una filtración de la azotea.
Mi madre se pasa por la oficina del consumidor, habla con un abogado, y descubren las muchas irregularidades del contrato que firmé, y sobre el que se ampara continuamente la inmobiliaria para no tener nunca la culpa de nada. Anunciamos que nos vamos (ya hemos encontrado un nuevo piso, ¡uf!), y nos dicen que puesto que no he cumplido los tres años de obligado cumplimiento del contrato de alquiler, no van a devolver la fianza. Pues que venga Sanidad y me diga si se puede vivir en esas condiciones dos años más. Al final, dicen que me devuelven todo menos 200€. Mi madre les acusa de guardarse el dinero para pintar el piso y engañar al siguiente. Y al cabo de media hora deciden condonarme la deuda de la fianza. ¿Por mi cara bonita, o cómo va esto?
Llamamos a mi seguro y nos mandan un perito para evaluar los daños en las cosas que son de mi propiedad: los muebles, y la ropa mohosa, húmeda y apestosa. Después, hacemos la mudanza, desmontamos y tiramos los muebles (no pienso arriesgarme a llevar contaminación de ningún tipo a mi nueva casa): están todos combados por la humedad, y en los sitios más insospechados sigue apareciendo moho, y al desmontar y quitar la cama aparecen cucarachas gigantes (o eso me han contado). El de la mudanza que tiene asma, tiene que salir en varias ocasiones del piso a respirar.
Más moho al desmontar el armario
(Aquí faltarían fotos con mi ropa, y con las chinchetas del corcho y demás tornillos metálicos de la casa, tubo de la aspiradora, ventilador, etc., que aunque la humedad es normal para mi inmobiliaria inexplicablemente se han oxidado...)
Rescindimos el contrato de alquiler, y según lo firmado deben ingresarme la fianza en 30 días (o sea el 28 de diciembre), y como una broma de los Santos Inocentes, el 28 no hay ingreso. Y no lo hay hasta el 10 de enero, porque después del infarto del año pasado de la madre, y el cáncer de ahora de su padre, resulta que quién debe hacer el ingreso sospechosamente está con gripe. Pero bueno, todo ha acabado ya, ¿no? No. Aún queda que mi seguro consiga que me paguen lo que el perito evaluó en unos muebles que duraron menos de un año, y en ropa que en ocasiones estaba sin estrenar.
Esta entrada es para descargar mi cabreo, y por si sirve a alguien tan incauto como yo. Si alguien pregunta porque el blog (entre otras cosas) tuvo tan poca actividad de agosto a diciembre, ya sabe por qué fue: en vez de escribir en los carnavales científicos de la blogosfera, me enrolé en los Cazafantasmas, Antimoho y otras Plagas.
PD: he pasado alguna noche que había quedado por delante de mi antigua casa, y ya hay luz, parece que hay un nuevo inquilino :$
Madree mía la que has pasado. Una amiga tuvieron problemas con cucarachas que se instalaron en la parte de atrás de la nevera...
ResponderEliminarAhí también las tuve yo. Asqueroso
EliminarMadre mía... Hay que ir con mil ojos porque nunca se sabe por dónde aparecerá el próximo timador :S Desde luego tu experiencia servirá de mucho a tus lectores, gracias por escribirla, un beso :*
ResponderEliminarGracias a ti por comentar :)
EliminarCuando te conviertes en "propietario" se podría pensar que esos problemas desaparecen, pero no... son peores porque no tienes a quien quejarte! Hace meses tuve un problema de humedades que se agravó con cucarachas cuando tuvieron que hacer un agujero.
ResponderEliminarMe alegro que ahora estés mejor. A ver si te vemos más por aquí ;o))
¡Ostras!, qué mal..., ¿y lo has conseguido arreglar? Que por experiencia sé que cuesta muuucho sacarse esos problemas de encima :P
EliminarA ver si me da tiempo a escribir todo lo que tengo en mente :D que ya hay ganas
bufff vaya pesadilla has pasado. Lo importantes es que ya has pasado página y con el paso de los años será una megahistoria para contar ;P
ResponderEliminarY ¡viva tu madre¡, que te ayudo tanto : )
ResponderEliminarMi santa madre se merece... ¡todo! xDD He tenido "suerte" de que esté en el paro y pudiera ayudarme tanto.
EliminarLa verdad es que sí es una megahistoria :)
Y tú, ¿te has escapado de tus deberes paternos para venir por este blog? ;)