08 julio 2025

Desde el barro #34 Alzhéimer

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy treinta y seis semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

Casi me alegro de que mi abu ya no se haya enterado de la dana de octubre de 2024: hubiera sufrido tantísimo... Aún sabiendo que sus nietas "valencianas" estábamos bien. ¡Si estuvo preocupada por el huracán Katrina a más de 1500 kilómetros de su hijo viviendo en Estados Unidos! 

Mi abu era de rezar el rosario todos los días y siempre decía, un poco presumiendo, que un misterio era por sus nietos. Yo solía tomarle el pelo con que no nos llegaba ni un Avemaría por cabeza... Estoy bastante segura de que estos meses hubiéramos sido en su corazón las "protagonistas" de ese misterio de su rosario diario.

Bajo el nombre Alzhéimer escribí una de mis experiencias más traumáticas de 2024 con mi abu y que es la que comparto este martes. También bajo el nombre Alzheimer canta Pedro Guerra su preciosa canción. Por eso, los uno hoy aquí.


ALZHEIMER

Nadie me dijo que lo peor 

del alzhéimer no era que tú 

dejaras de reconocerme.


Rastreo cada píxel de tus 

fotos recientes en busca 

de ese ¡coime! cuando

tiramos el musgo del belén 

(de verdad que fue sin querer).


Porque se me están borrando 

los contornos de aquellos 

macarrones para los niños 

desarraigados que fuimos 

tras la mudanza a Pamplona.


¿Y dónde se quedó la 

vergüenza que te daba que 

gritáramos villancicos a

pleno pulmón en Nochebuena?

O todas esas veces en 

que nos insistías en casarnos…


Nada, tus fotos y vídeos 

me devuelven el reflejo 

de inseguridad en tu 

mirada. Tu rostro se ha

afilado, ¿es el corte de 

pelo? Me siento traicionada

por las nuevas arrugas que,

de tan marcadas, parecen 

de siempre (mentirosas…).

¡Toda tú te has encogido!


Aunque, en realidad, sé lo que 

me pasa: es que nadie me 

contó que lo peor del alzhéimer

es que fuera yo


                         la que dejara


                                              de reconocerte.

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