Descubrí que mi custodio se llama Soledad (por más que me empeñe en ponerle otro nombre). Recuerda con más detalle (que yo) todo lo que hemos leído de Chesterton. Me sorprendió mucho en la discusión sobre la existencia de Dios: mi argumentación estaba basada en la evidencia autobiográfica, y la suya 'En el hombre que fue Jueves'. No hace falta que desvele quién ganó el pulso.
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