Se encienden las luces tras el concierto. El Mesías de Haendel ha sido tan espectacular como venía preparada después de leer a Zweig. Es verdad que estoy agotada, la semana en el curro está siendo especialmente digamos que "intensa". Si pudiera devolver la entrada, la hubiera devuelto; pero no puedo y decido disfrutar al máximo. Aún así hay momentos en que se me va la cabeza, desconecto, y acabo en otro país lejano cercano al duermevela. Se hace tarde, y tengo 1 hora de transporte público hasta casa. Aplaudimos a rabiar: ha sido genial, y los intérpretes lo han hecho muy bien. O puede ser que no tenga ni idea y esté equivocándome, pero yo he disfrutado mucho. En la fila de delante hay un hombre que empieza a bramar: ¡¡¡BRAVO!!!, ¡¡¡BRAVO!!! Desconcierto general. Todos buscamos con la mirada a quién grita. De un vistazo me doy cuenta de que es discapacitado, por la forma de aplaudir, y porque no deja de gritar. Pienso en que su acompañante, podría explicarle cuáles son las normas protocolarias cuando se asiste a una orquesta, pero casi en seguida descubro que ha venido solo igual que yo. Y me siento unida por un vínculo extraño...que me hace sentir vergüenza no de él que expresa con gritos su entusiasmo y agradecimiento a los músicos, el coro y el director; sino a los que están sentados cerca de él que se giran con miradas de burla y risa. No tengo ni idea de cuáles son las normas del protocolo, ahora que lo pienso, pero no me parece educado marcharse del teatro antes de que salgan los músicos a quiénes estamos aplaudiendo, por mucho que tengas al lado a un ¿energúmeno? que aplaude como un ¿loco? y que grita ¡¡¡BRAVO!!! Me parece que como ciudadanos hemos suspendido una asignatura más importante que la buena educación, para que luego nos pregunten por la integración y la tolerancia con los inmigrantes, los enfermos, los discapacitados, los "diferentes". Contestemos a coro: - ¿De integración? ¡Bien, gracias!
Gracias por esta historia, Dolores. Espero que los Reyes vengan cargados de tolerancia y respeto en lugar de corbatas y perfumes. Por lo que se ve, en algunos brillan por su ausencia.
ResponderEliminar¡Felices fiestas!
Muchas gracias a ti por tu comentario. Fue algo que me impactó y que tenía que contar pero no había encontrado un hueco para hacerlo. Te deseo también unas felices fiestas, y ojalá se cumpla nuestro deseo de regalos de Reyes, que es muy, muy necesario
EliminarGracias por mostrarnos esta historia que has vivido. Creo que viene muy bien para reflexionar en estas fechas. Posiblemente haya sido la persona que más alegremente haya aplaudido y la que más ha disfrutado. Una de las pocas que tras aplaudir no haya criticado nada. Posiblemente la única que haya dado el aplauso más sincero. Y la sinceridad debería ser la norma protocolaria fundamental.
ResponderEliminarFelices Fiestas 114, ¡un abrazo!
Jesús
Gracias por comentar! Es cierto que de los comentarios se aprende: puede parecer absurdo pero no me había parado a pensar que fue la persona menos crítica y más alegre :) Totalmente de acuerdo en la sinceridad como norma protocolaria, lo que pasa es que hay muuucha gente que no sabría que hacer con ella, mucho me temo. Feliz Navidad, Jesús!
EliminarDolo ¡me ha encantado! De situaciones como ésta nacen las mejores poesías ;)
ResponderEliminarjajaja, gracias y me alegro! Esta ha quedado como historia, otras quedan como poesía (no creo que de las mejores)
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