La imagen del Cristo de Paiporta me impelió a volver a los versos, así que dado que es mi primer (a)poema en mucho tiempo, aquí lo dejo en esta primera entrega de Desde el barro.
EL DIOS DE BARRO
El Dios de barro no es un ídolo
de oro (con pies de barro). No, el Dios
se hizo barro porque es alfarero.
Eligió enfangarse la garganta,
descabezarse y dejarse arrastrar
por la riada que anegó su pueblo.
Eligió enterrarse en el lodo y que
lo encontraran al drenar las calles,
al achicar agua y barrer mierda.
Eligió intoxicarse de escombros
en el transcurrir de los días
sin que llegara ayuda, incomunicado.
Eligió no protegerse, no usar
mascarilla ni desinfectante
en la rebosante alcantarilla.
Eligió la mugre, el hambre, la sed,
la enfermedad y la angustia,
la soledad, pobreza: la muerte.
Pero eligió mi pala y a mi gente
quitando el lodo, solo una gota
del infinito océano de fango.
Así, el Dios de barro se nos hizo
presente en medio del cieno y trajo
esperanza en nuestra catástrofe.
de oro (con pies de barro). No, el Dios
se hizo barro porque es alfarero.
Eligió enfangarse la garganta,
descabezarse y dejarse arrastrar
por la riada que anegó su pueblo.
Eligió enterrarse en el lodo y que
lo encontraran al drenar las calles,
al achicar agua y barrer mierda.
Eligió intoxicarse de escombros
en el transcurrir de los días
sin que llegara ayuda, incomunicado.
Eligió no protegerse, no usar
mascarilla ni desinfectante
en la rebosante alcantarilla.
Eligió la mugre, el hambre, la sed,
la enfermedad y la angustia,
la soledad, pobreza: la muerte.
Pero eligió mi pala y a mi gente
quitando el lodo, solo una gota
del infinito océano de fango.
Así, el Dios de barro se nos hizo
presente en medio del cieno y trajo
esperanza en nuestra catástrofe.
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