Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy treinta y cuatro semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.
La memoria y el perdón me parece un temazo. Suelo decir que, si tengo alzhéimer (y en la familia vamos por la tercera generación de mujeres: mi tatarabuela con demencia senil, mi bisabuela y mi abuela con alzhéimer), lo primero que quiero olvidar es el mal que me hayan hecho. Porque no quiero que lo que me quede dentro sea rencor. Prefiero recordar todo lo bueno, ya que, además, sobrepasa con creces lo malo.
Es verdad que dudo de si es oportuno hablar del perdón, y desde luego cuesta, cuando no ha habido justicia (y sigue sin haberla) para las víctimas de la DANA. Además, últimamente leo bastante rechazo a perdonar como "valor" impuesto por el cristianismo del que uno se quiere desvincular. De todas formas, esta entrada no es para convencer a nadie de nada. Simplemente me gusta la versión de perdón de la canción Reina de Miss Caffeina, entendido como una liberación del pasado:
Voy a liberarme, voy a dejar de odiarte, voy a pensar que la culpa no fue tuya y perdonarte. Voy a prender fuego a todos los recuerdos, voy a matar los demonios que se enredan en mi pelo.
A mí es una actitud que me ha ayudado mucho y sigo en mi tarea personal de matar los demonios que se enredan en mi pelo.
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