Hasta
el momento una de las asignaturas más interesantes de mi máster en
Química Sostenible ha sido la de Biocatálisis. Cuando publiqué la
entrada sobre el reactor de oxidación parcial catalítica, Leticia
hizo un comentario sobre las enzimas. No le hice mucho caso porque
después de haber cursado Enzimología en la carrera no tenía un
buen recuerdo de ellas, pero desde hace una semana he cambiado mi
percepción radicalmente.
Para
todo aquel que no lo sepa o no lo recuerde, las enzimas son
proteínas, es decir, están compuestas de aminoácidos unidos por
enlaces peptídicos. En su conformación activa, presentan
plegamientos que le confieren una estructura tridimensional, y actúan
como catalizadores. En química un catalizador es una sustancia que
no interviene en la reacción pero que la facilita permitiendo un
camino alternativo más rápido al ser de menor energía (normalmente
formando complejos catalizador-reactivos estables).
Pues
bien, en el cuerpo humano también tenemos catalizadores, y son las
enzimas. En el interior de su estructura tienen huecos o sitios
activos (igual que los catalizadores químicos inertes) donde se
colocan los reactivos produciéndose un complejo enzima-sustrato que
permite que la reacción se lleve a cabo. Y es una pasada porque las
enzimas, al revés que los catalizadores químicos inertes, son muy
específicas, es decir, solo se unen a moléculas muy concretas para
realizar funciones muy concretas. El cuerpo humano es un ejemplo
genial de diseño a estructura macroscópica y microscópica, y por
supuesto a nivel de metabolismo.
http://congresos.net/gestor/upload/enzima.png |
No
es del todo cierto que haya una enzima para cada sustrato, hay
enzimas que sirven para varias reacciones, es lo que se llama
promiscuidad catalítica. Y aquí es donde cambia mi opinión con
respecto a las enzimas: podemos usarlas para catalizar reacciones
químicas en el laboratorio. ¡Es guay!
Diapositiva de Vicente Gotor |
Implica
que para una reacción orgánica convencional que quizá requiere un
aporte energético en forma de calor y altos tiempos de reacción
puedo llevarla a cabo con una enzima a temperatura ambiente y en
menos tiempo. Pero no solo eso, las enzimas me permiten obtener
selectivamente moléculas activas, porque son compuestos quirales que
transmiten quiralidad.
Al
principio se pensaba que como las enzimas en el cuerpo trabajan en
entornos acuosos, se desactivarían en disolventes orgánicos, pero
se ha comprobado que no siempre es así, y que por distintas técnicas
de inmovilizado se puede conseguir estabilizar la enzima.
Ahora
la investigación se centra en la promiscuidad catalítica (que una
enzima sirva para varias reacciones) y en la evolución dirigida, que
consiste en cambiar aminoácidos de la estructura de la enzima para
mejorar su acción. Es decir, hacer ingeniería de proteínas,
¡apasionante!
De
hecho, el único biólogo que cursa el máster dice que se va a hacer
bio-orgánico. Y la verdad yo tampoco descarto esa opción. Ahora
entiendo por qué mi prima estudia biotecnología.
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