Para hacer ciencia
lo único que te hace falta
es un cerebro que piense.
Un experimento:
hipótesis, comprobación,
rectificación, validación
(y muchas matemáticas).
Todo lo demás es accesorio.
Hay científicos que necesitan
usan llaves inglesas para
cerrar herméticamente
sus reactores. Pero ambos
están haciendo ciencia.
La vista engaña: lo que
parece más primitivo
puede ser el invento más
sofisticado.
Porque la ciencia va de
colisionar y descubrir
mini-partículas; destripando
Ordenadores super-potentes
para hacer cálculos interminables,
descifrarlos, entenderlos.
Mezclar esto con lo otro
cocinando “nuevos materiales”.
Estudiando las instrucciones
de cada especie viviente.
Buscando remedio a las
enfermedades, dando de
comer al hambriento,
de beber agua potable al
sediento. Son las
bienaventuranzas
del científico.
Esta entrada participa en el I Certamen de cuentos de ciencia organizado por el blog Cuantos y Cuerdas
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