Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión
El proceso vital conlleva de por sí limitaciones, y aunque no podamos evitar del todo alguna que otra limitación, sí podremos atajarla y contrarrestarla ampliando al máximo nuestra esfera de intereses.
(Elias Canetti)
Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy cuarenta y cuatro semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.
Estaba pensando en otros artistas que escucho para no repetirme en esta serie de Desde el barro (Vetusta Morla, WOS). Una que disfruto mucho últimamente es Valeria Castro. Su El cuerpo después de todo es un canto de la experiencia de ser mujer que, en parte, me lleva a pensar en la dana del 29 de octubre de 2024 porque ¿cómo queda el cuerpo después de todo lo vivido entonces y desde entonces?
El 29 de octubre dejó los sentimientos y sufrimientos de tantos a flor de piel y ojalá mirar esa piel desnuda de los demás con ternura, por si las otras personas encuentran difícil hacerlo consigo mismas...
Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy cuarenta y tres semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.
Cuando andaba a vueltas con el (a)poema Y llegaste, Pablo, de repente me di cuenta de quién es realmente mi compañera de camino y entonces mi cabeza se puso en marcha para escribir el siguiente apoema (Setenta y dos). Mira que ya le había dedicado a la protagonista una entrada en 2015... ¡y seguí sin conectar los puntos!
Puede parecer que este apoema no tiene que ver con la dana del 29 de octubre de 2024, pero, en realidad, engancha con mi Retaguardia en contraste con la foto de este otro post, que es la que inspira los versos Tus manos llegan donde / las mías se acobardan.
Siempre orgullosa de quién es y de la mujer tan maravillosa en la que se ha convertido mi hermana pequeña, compañera entre las otras setenta y dos
SETENTA Y DOS
A Carmen
¡Hay que ver mi despiste! Quizá porque tenía diez años y llegaste sin que te esperásemos ya.
O quizá fue el ansia con que aguardé sostenerte en brazos por primera vez. O los biberones.
Puede que tus preguntas de Dumbo ¡y te la sabías! ¿Sería quizá abrazar tu delirio monstruo-febril?
Quizá fue por subirte a plomo al bus con tu pie roto, o hervirme la sangre cuando se rieron de ti.
¿Fue por irme de casa pronto o volver deshecha, dándote miedo entonces? ¿Reconocerte triste?
Pudo ser tu vehemencia al afirmar quién eras. ¿O que yo seguía siendo mayor y tú pequeña?
Pero ahora me doy cuenta… Tus manos llegan donde las mías se acobardan, tu seguridad me hace más valiente y me impulsa tu debilidad cuidado.
Porque ahora soy consciente: el maestro nos eligió ¡desde siempre! para ir juntas a la terreta, compañeras entre las otras setenta y dos.
Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy cuarenta y dos semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.
Cuando sientas que el olvido ya colmó tus venas es un verso de la canción Melancolía de WOS. La melodía es muy alegre, pero la letra me transporta al ambiente que respirábamos en Valencia a partir de la noche del 29 de octubre de 2024: esta ciudad 'tá gris; la muerte en cada esquina;atados a este caos que no entiende nadie más.
Además, efectivamente no hubo bueno ni malo cuando cae la noche (solo voluntarios que volvían cansados y llenos de barro y las víctimas que quedaban cómo podían sin luz y sin servicios básicos). También la cobardía,antagonía de mi gente (que se empeñó en sobrevivir y en ayudarse). Incluso me resulta acertadísimo ese los barrios hacinados, pá, no cabe un alfiler, hace tiempo nuestros sueños tienen precio de alquiler porque no es solo nuestra realidad en la ciudad desde antes de la DANA, sino que sirve para denunciar la especulación inmobiliaria que edifica en zonas inundables y la situación insostenible de tantas familias que quedaron sin casa ese 29 de octubre.
En fin, sobre todo, quiero quedarme con el consejo del artista en Melancolía:
Cuando sientas que el olvido ya colmó tus venas
y la vida marche gris, amarga o desabrida
recordá esa mano amiga que sirve de abrigo
alejándote del frío al que invita la pena
Con la serenidad del todo pasa
y bajo la luz veraniega de una luna sepulcral
te encontrarás con aquello que, ya al verlos, son tu casa
Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy cuarenta y una semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.
A finales de esta semana (D.m.) podré al fin coger a Pablo en brazos. Y, cómo no se me nota nada la emoción que siento [seguro...], comparto otro (a)poema, escrito poco antes del 11 de julio. Ojalá todos tuviéramos cerca "un Pablo", y no me refiero necesariamente a un bebé de apenas un mes, sino a aquellas personas que solo mirarlas nos llenan de esperanza de que las cosas irán a mejor, ¡tienen que ir! Porque en un mundo post-DANA pienso que es lo que necesitamos (a quienes necesitamos).
Para expresar esta idea y, conectándolo con los latidos del (a)poema de la semana pasada, me parecía muy adecuada la ilustración Tatuatge de mi amiga Lourdes Ferreras. Se puede adquirir como regalo solidario en formato digital en la web de CorAvant AACIC, donde también encontrarás las palabras con las que la artista explica esta imagen.
Y llegaste, Pablo. Solo un obrero de los setenta y dos, cordero entre lobos disputándose a dentelladas un palmo más de tierra y de recursos: caiga quien caiga, sean hombres, mujeres, niñas, niños,... bebés.
Y llegaste, Pablo. Sin portar bolsa, alforja ni sandalias -desnudito, desnudito-, la pura imagen de la impotencia humana.
Y llegaste, Pablo. Con tus lloros hambrientos anunciaste "paz a esta casa", aunque habites ahora un mundo desquiciado y explotado.
Y llegaste, Pablo, vendando corazones desgarrados, recordándonos que el reino de Dios se presenta también hoy-aquí-contigo.
Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy cuarenta semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.
Después de este parón, vuelve Desde el barro. Uno de los nombres que consideré para agrupar mis (a)poemas de la dana fue Salmos desde el barro. Porque no dejan de ser oraciones en busca de esperanza en este mundo desquiciado de guerras y violencia, de la furia de un clima que hemos desatado con nuestra inconsciencia... Así que el (a)poema de esta semana recoge a dónde me ha llevado de momento esa búsqueda y por qué Pablo, Nacho y Gabri han cambiado tanto mi perspectiva.
Pablo nació el pasado 11 de julio. Sin embargo, escribí este (a)poema unos meses antes, a raíz de un vídeo que compartió mi hermano.
Y qué mejor que "ilustrar" el apoema con el corazón latiente de una ciudad. Esta falla del Ayuntamiento es previa a la DANA del 29 de octubre de 2024 y aún así me parece que representa cómo palpitaba la población valenciana (y del resto del país) ante la catástrofe de nuestros vecinos.
Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy treinta y siete semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.
Dándole vueltas a mis canciones favoritas sobre memoria y recuerdos, se me ha venido esta otra a la cabeza que no necesita la temática recurrente de Desde el barro para que la conecte inmediatamente con la DANA.
La dana dejó 1.100 kilómetros de la red local de carreteras afectadas, 154 puentes y 218 pontones con diferente grado de afectación.
Y, sin embargo, la dana también nos dejó el 'Puente de la solidaridad' porque, como canta Vetusta Morla: los puentes que nos unen no están hechos de madera, nunca arden, no colapsan, no los hundirán con piedras.
Sí, los puentes que nos unen nos nacen de las manos: las que fueron a limpiar y a reconstruir desde el primer día.
Esos puentes son abrazos que llevaban mucho ahí cuando llegamos.
Porque los puentes son un verso de este salmo desde el barro y cada uno de ellos seguirá aquí tras nuestra partida.
Aprovecho para avisar de que las próximas dos semanas no habrá entrega de esta serie. Podría dejarlas programadas (como de hecho ya las tenía...), pero, ya que me voy a desconectar de las redes ese tiempo, desconecto también el blog estos días. Ojo, la memoria de las víctimas y de lo sucedido el pasado 29 de octubre no la desconecto... Solo que estas dos semanas la vivo en silencio.
Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy treinta y seis semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.
Casi me alegro de que mi abu ya no se haya enterado de la dana de octubre de 2024: hubiera sufrido tantísimo... Aún sabiendo que sus nietas "valencianas" estábamos bien. ¡Si estuvo preocupada por el huracán Katrina a más de 1500 kilómetros de su hijo viviendo en Estados Unidos!
Mi abu era de rezar el rosario todos los días y siempre decía, un poco presumiendo, que un misterio era por sus nietos. Yo solía tomarle el pelo con que no nos llegaba ni un Avemaría por cabeza... Estoy bastante segura de que estos meses hubiéramos sido en su corazón las "protagonistas" de ese misterio de su rosario diario.
Bajo el nombre Alzhéimer escribí una de mis experiencias más traumáticas de 2024 con mi abu y que es la que comparto este martes. También bajo el nombre Alzheimer canta Pedro Guerra su preciosa canción. Por eso, los uno hoy aquí.