17 julio 2012

Algo de Historia (o mis desvaríos históricos)

Si tengo la oportunidad de estudiar otra carrera (además de Ingeniería agrónoma) será Historia del Arte. Ya sé que esto me pasa por meterme en temas como Cáritas, la labor social de la Iglesia y las raíces cristianas de Europa… Por eso, aviso antes de que continúen leyendo: ¡cuidado que engancha! Y si yo me he decidido a estudiar Arte a distancia no respondo de los efectos secundarios que este post pueda causar. Ya están avisados, y por si me lee algún humanista o historiador, me disculpo desde ya por la escasez de rigor científico y de cualquier otro tipo que observarán en la redacción: solo voy a contar lo que me ha motivado a escribir.

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Empecé por las civilizaciones antiguas de Grecia, Roma, Mesopotamia, Egipto y el pueblo medio errante de Israel. Hablaré de este último por las repercusiones que tuvo (o pudo tener en la prehistoria europea)
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Para librarse de sus enemigos, los Macabeos pactaron con los romanos, pero se ve que no les salió del todo bien y se convirtieron en una provincia más del Imperio Romano. ¿Una más? Supongo que no sería una más para el gobernador romano que debía regir entre esas personas testarudas que se negaban a aceptar la religión imperial, y no solo eso, sino que continuamente se sublevaban. Había principalmente tres sectas dentro del pueblo judío, a saber: los saduceos, los fariseos y los esenios. Y luego surgieron los cristianos que anunciaban que el Mesías esperado durante siglos por Israel era Jesús muerto por los romanos, y que la instauración de su Reino era algo de carácter espiritual, en contra de lo pensado por los judíos. Los judíos contribuyeron a la dispersión de los llamados cristianos porque se organizaron persecuciones contra ellos en la comarca de Judea, y los cristianos se expandieron por todas las provincias del Imperio romano. Si aceptamos como fuente histórica las Sagradas Escrituras y la Tradición apostólica de los cristianos, Santiago que fue condenado a muerte por Herodes ya había evangelizado a la población hasta Finisterre (Galicia, España) y vuelto a Jerusalén.

Hay otras fuentes históricas, un judío llamado Flavio Josefo que se pasó al bando romano tras la destrucción de Jerusalén y que habla de Jesús y de su lapidación por blasfemia (puesto que se había declarado hijo de Dios), y romanos como Tácito y Plinio el Joven. El cristianismo podía haberse convertido en una religión más del Imperio Romano, puesto que los romanos eran muy propicios a aceptar dioses extranjeros siempre que todos los ciudadanos rindieran culto al Emperador como dios. Y esta nueva secta de judíos era aún más recalcitrante que el tronco del que había salido, y se negaban a adoptar las costumbres romanas prefiriendo morir (algo así como los nuevos Macabeos). Varios emperadores romanos iniciaron persecuciones serias contra los cristianos, ya fuera porque temían sus implicaciones políticas más o menos infundadas o porque se negaran a tributar honores al Emperador. Sin embargo, Constantino (hijo de Constancio y de la emperatriz Santa Elena) permitió el culto cristiano dentro del Imperio tras ganar una batalla con el símbolo de la cruz. Poco después, el cristianismo fue adoptado como religión del Imperio Romano, e imperó frente al arrianismo de algún emperador y de los godos. Se puede decir que se pasaron peleando toda la antigüedad, defendiéndose tanto de los godos como de los hunos. El Imperio Romano, tras la muerte del emperador Teodosio I se dividió en Occidental y Oriental.
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Muchas veces se ha hablado de la Edad Media como una época de oscurantismo y de represión intelectual. Es cierto que la población seguía siendo “bárbara”, y la mayoría eran analfabetos e incultos, pero en los monasterios se conservaban manuscritos que eran copiados fielmente por los monjes, por lo que no es curioso que las universidades nacieran al calor de estos monasterios. Incluso los reyes tampoco sabían leer y escribir: de Carlomagno (Carlos V de Alemania y I de España) se conoce que sí que sabía leer pero no escribir. Según la versión chestertoniana, la humanidad se encontraba purgando todos los pecados del paganismo antiguo, pero hubo un momento en que la Naturaleza, el amor, las personas se limpiaron de todas las connotaciones negativas que habían adquirido en la Antigüedad, y se pudo otra vez amar todo esto porque llevaba a Dios, que como dice en el Génesis “vio que era bueno”, y en referencia al hombre “vio que era muy bueno”.
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Un signo que describe Chesterton es el aparente naturalismo desarrollado por San Francisco de Asís, que funda una orden mendicante. Unos siglos más tarde, Santo Tomás de Aquino, también monje mendicante pero de la orden de los dominicos, será una figura potente: un estudioso que incorporó la filosofía aristotélica a la naciente teología cristiana, que por otro lado se estaba volviendo demasiado agustiniana y peligrosamente maniquea. ¿Qué tenían estos grandes santos tan diferentes entre sí y que desplegaron semejante energía reformando la iglesia sin necesidad de provocar un cisma como hizo el monje Martín Lutero más adelante? Es algo que me produce escalofríos.

El arte en aquellos tiempos era sobre todo sacro y estaba al servicio de la Iglesia para catequizar al pueblo analfabeto. Las iglesias románicas y góticas y todos los objetos de culto religioso de uno u otro estilo se hacían para dar gloria al Dios cristiano. Se configuraron los primeros reinos que estaban unidos bajo el mandato del Papa, y aquí entra el por qué las guerras de los cruzados no fueron únicamente de materia religiosa... En cierto sentido lo que mantenía “unidos” sin batallas a todo lo que hoy se considera Europa era el cristianismo, por tanto el Islam era percibido no solo como una religión enemiga de Dios, sino como causa de desunión. Tampoco hay que olvidar que la humanidad seguía siendo bárbara... Un ejemplo son las peregrinaciones a Santiago de Compostela (España) cuando por motivo de la inseguridad de visitar Tierra Santa o Roma por los peligros de ataques musulmanes, se extendió esta tradición como medida de purgar los pecados. En la catedral de Santiago se tenía una bula para levantar la excomunión, porque los peregrinos dormían en la catedral, y ante una ofensa se acuchillaban entre ellos (¡cuando estaban supuestamente haciendo el Camino para limpiarse!) dentro de la misma Iglesia.

El Renacimiento consistió en una vuelta a los modelos clásicos de Roma y Grecia que se habían abandonado por considerarlos ligados al paganismo. Kenneth Clark, sin embargo, remarca, que aunque se siguieran los cánones de bellezas clásicos, la expresión de los rostros en la escultura no tenía nada que ver con los modelos. Genios como Miguel Ángel eran capaces de plasmar los sentimientos del alma en los rostros y los cuerpos. Habla de Florencia como cuna de artistas (que posteriormente los Papas de la época tratan de desplazar hacia Roma), y sin embargo, afirma que el cambio viene de los pintores holandeses. En Florencia sitúa el nacimiento del sistema financiero capitalista, la especulación y los mercaderes.

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Se puede decir que el comienzo de la ilustración de la población empieza con la imprenta y las diversas traducciones de la Biblia a lenguas vernáculas. Tras la Reforma luterana, con especial impacto en las zonas nórdicas, se inicia la Contrarreforma. Así como el cariño a la Virgen María se había inculcado a los cruzados como respeto a la mujer y a la maternidad, también fue usado como defensa contra las teorías protestantes. Los matrimonios eran de conveniencia, así que era habitual el amor sin matrimonio, que se reflejaba en la figura literaria del amor cortés.

Aunque los protestantes rechazan las imágenes de culto católico y simplifican los ritos, el arte sigue siendo sacro porque la música tiene una importancia considerable y esto se puede ver en el éxito del prolífico compositor Bach.

Kenneth Clark sitúa en la Royal Society de Londres, a la que perteneció Newton la separación de ciencia: “Y así empezó esa división entre verdad científica e imaginación que significaría la muerte del drama poético y daría un tinte de artificialidad a toda la poesía de los cien años siguientes.” Surge Escocia, como civilización naciente, en la que destaca el inicio de la economía como ciencia por Adam Smith y donde Hume hace su primer tratado de lógica en el que separa experiencia de razón. Es el período de la Ilustración sobre todo francesa, incluso los Padres Fundadores de América pusieron en práctica las ideas de la Revolución Francesa al instaurar la República americana.
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Según Kenneth Clark: “Durante casi mil años la principal fuerza creadora de la civilización occidental fue el cristianismo. Luego, hacia 1725, declinó de súbito y prácticamente desapareció de la sociedad intelectual. Claro está que dejó un vacío. El hombre no podía dejar de creer en algo exterior a sí mismo, y a lo largo de los cien años siguientes se fue gestando una nueva fe que, por irracional que pueda parecernos, ha aportado mucho a nuestra civilización: la fe en la divinidad de la naturaleza.", entre la que podríamos resaltar los nombres de Rousseau y Turner.

Se puede palpar la conexión entre filosofía y arte. Así, el impresionismo se infiere como resultado de la aplicación de las teorías de Hume. 

La Revolución Francesa fue una rebelión contra el Antiguo Régimen, y connotaciones anárquicas. Citando nuevamente a Kenneth Clark: “Los hombre de 1793 trataron desesperadamente de controlar la anarquía por medio de la violencia, y al final fueron destruidos por los reprobables métodos que ellos mismos habían creado”. Por eso, la llegada de Napoleón supuso un avance positivo, aunque sus ambiciones de fundar un único Imperio le granjearan la enemistad y la posterior derrota con los otros líderes autoritarios europeos.

En este contexto, surge un nuevo movimiento artístico llamado romanticismo como reacción a la Revolución Industrial “(...) y ya hacia 1810 todas las esperanzas optimistas del siglo XVIII se habían mostrado falsas: los Derechos del Hombre, los descubrimientos de la ciencia, los beneficios de la industria, todo un engaño. Las libertades ganadas con la revolución se habían perdido inmediatamente, ya por efecto de la contrarrevolución, ya porque el gobierno revolucionario hubiera caído en manos de dictadores militares.”

“Y sin embargo, cuando contemplo el mundo que me rodea a la luz de esta serie, no acabo de creer que estemos entrando en un nuevo período de barbarie. (…) En realidad, dudo que muchas personas hayan estado nunca tan bien alimentadas y bien educadas, que hayan sido tan animosas, curiosas y críticas como es la juventud de hoy”.

“El problema es que seguimos sin centro. El fracaso moral e intelectual del marxismo nos ha dejado sin alternativa frente al materialismo heroico, y con eso no basta”.

Bibliografía:

K. Clark, Civilización, volúmenes 1 y 2, Alianza Editorial, Madrid, 2011


A. Toynbee, El crisol del Cristianismo, Historia de las Civilizaciones vol. 4, Alianza Editorial, Madrid, 1988

NOTA: Por si no queda suficientemente claro con el título del post, aclaro que no intento demostrar nada, ni pretendo resumir toda la historia de Europa (más América y Asia...) en esta entrada. Solo aporto citas de lo que he leído-hojeado estos días, y mi visión particular. Acepto todo tipo de correcciones (al fin y al cabo soy química hablando de historia), siempre que partan del respeto (quiero decir que ya sé que le doy una orientación cristiana al asunto, y que caben todo tipo de opiniones) pero prefiero que vengan sin descalificaciones y aportando documentos históricos. Gracias ;)

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