Los que me leen con cierta frecuencia, saben que últimamente me he interesado por la historia (véase esto o esto otro). Ahora estoy leyendo un tocho de Historia de Europa contemporánea desde 1945 hasta hoy de Giuseppe Mammarella, y estoy inmersa en las peculiaridades de la guerra fría, que como escogí el itinerario de ciencias nunca estudié... A la vez, se me ocurrió compaginarlo con la lectura de Archipiélago Gulag, porque a estas alturas también sabrán que el mundo ruso me apasiona (ya sea Tolstoi o Dostoievsky), y ha sido una grata sorpresa. Así que ahora me dará por estudiar más a fondo la revolución de mencheviques y bolcheviques contra el régimen zarista, y la consolidación del comunismo tanto en Rusia como en China (sí, puede que intente leer el libro acerca de Mao de la autora de Cisnes salvajes). Aunque lo primero de todo, es conseguir el siguiente volumen de Archipiélago Gulag para no quedarme con la miel en los labios.
El autor es una persona culta que nos introduce en las incoherencias del régimen marxista ruso a través de su propia detención. Nos va narrando su experiencia en la instrucción de sumario, y las de sus compañeros de celda, así como anécdotas de todos los colores que ha ido recogiendo en su labor histórico-periodista. Es un libro escalofriante porque todo lo que se cuenta no son invenciones del autor sino hechos reales que sufrieron un buen montón de personas. Lo salva de ser un libro amargo de quejas, el humor negro con acotaciones al margen llenas de ironía y sarcasmo que el autor introduce. Se ríe de su mala suerte, se ríe de su ingenuidad anti-stalinista, se ríe del régimen, se ríe de la locura humana que lleva a desnaturalizar al hombre: la dialéctica empleada en los "juicios fingidos" donde no importa la inocencia sino cumplir el número de condenados que estipula el régimen, no importa la verdad sino que los sospechosos se conviertan en condenados, no importa la historia porque ya se han cargado a todo aquel que pueda recordar algo distinto a la vida comunista. Me pone los pelos de punta recordar las novelas de Orwell de Rebelión en la granja y 1984, parecen fábulas pero son VERDAD, REALES.
Tendríamos que aprender de la historia, parece que es la moraleja que nos transmite el autor. Un autor que ha leído a los clásicos rusos, que ha nacido en la generación de la Revolución, que no duda en acusar a las autoridades occidentales de que colaboraron en la desgraciada suerte del pueblo ruso. Un 5/5.
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