¿Por qué me desenterrasteis
del mar, aún antes de nacer?
Perdí la familiaridad, sentí
miedo de sus olas: ardientes
abrazos de amante que hieren
y arañan la tierra, queriendo
hacerla suya...
¡Imposible tarea! Para que
la tierra se una al mar ha
de dejar de ser tierra. Y
el mar finge que lo ignora
y arranca las arenas.
Si tú cantas el Mediterráneo,
marinero en tierra,
yo canto al Cantábrico bravo,
a sus resacas y mareas.
¿Por qué me desenterrasteis
del mar, hasta no comprender
el sonido de sus olas, el extasiarse
ante él, dios incólume de fuerzas
desatadas, desenfrenadas?
Y yo, ciudadana en tierra ajena,
sin saber cual es mi patria,
sin oler los mares norteños.
Yo te canto a ti Cantábrico,
que te haces pintor de labios
como señal de la hora de salir.
Sí, te canto en tus orillas
te canto mar adentro, te canto
en tus tempestades, te canto
en los silencios.
Y es tu voz y no la mía
la que me devuelve el eco.
¡Quien quiere pudrirse en
tierra, teniendo agua salada:
un océano inmenso en que
ahogarse! Canta Cantábrico
asturiano, canta en las playas
y más fuerte en los acantilados:
que todos escuchen pronto
tu llamada y tu llanto
por los que nacen marineros
y se mueren sin saberlo,
sin siquiera notarlo...
Por aquellos que vinieron
y no te reconocieron, que
jugaron y olvidaron que
tú eras parte de ellos.
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