17 junio 2025

Desde el barro #31 Anciana recién nacida

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy treinta y tres semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

¿Quiénes somos cuando ya no recordamos quiénes somos? ¿Somos quiénes fuimos? ¿Somos quiénes somos ahora? ¿Somos una mezcla? Y, si es así, ¿es la mezcla de lo bueno, de lo malo,...?

Parecía una anciana recién nacida, describe Gabriel García Márquez en Cien años de soledad. Y creo que sí, que así recuerdo a mi bisa(buela): como una anciana recién nacida. Y creo ver también como mi abu coge carrerilla hacia ese mismo estado del ser.

Bibiana Collado tiene en su El recelo del agua una serie transversal de poemas en torno a María y su hija, que a mí me ponen los pelos de punta. Dice el primero que
La niñez, altiva, es la única
que persevera en su memoria.
Otra vez una anciana recién nacida... Aunque, mi poema favorito es María II que comparto a continuación aprovechando la cercanía del Corpus. Porque pienso en que esas ancianas recién nacidas a veces son las que de verdad entienden las cosas, como mi abu y como la María protagonista en El recelo del agua

Por ejemplo, me contaba mi hermana que le preguntaron a mi abu en marzo que por qué estaban allí. Mi abu se quedó pensativa mirando por la ventana. Cuando nadie esperaba respuesta dijo: estamos... (pausa) porque nos queremos. 

Quizá deberíamos escuchar más a estas ancianas recién nacidas y sus respuestas a nuestras grandes preguntas sin respuesta sobre la DANA, sobre la misma vida...

Imagen de Susi en la concentración del 9 de marzo de 2025 de Alcem la Veu València Creients i feministes per una Esglesia en igualtat




MARÍA II

Tibi post haec, fili mi, ultra quid faciam.
Inscripción visible en el vestíbulo del
Real colegio seminario de Corpus Christi.
EL PATRIARCA. Valencia


LA claraboya rompe
la estragada penumbra
de ha habitación del fondo.
Y su cuerpo nonagenario
acuartela la luz
con la tenacidad de su estatismo.

El sonido de la bandeja,
de pronto, la perturba
-un leve parpadeo lo señala-.
La hija se acerca despacio
y la enfrenta al ajeno hábito de tener hambre.

Se acerca, parte el pan
y se lo da diciendo:

Coma madre, que apenas
ha probado bocado.
Después, le llena la copa
y se la da diciendo:

Beba usted despacito,
no se vaya a atragantar.

Después de limpiarle las comisuras
se sienta en una silla a poca distancia.
Hace ya cuatro años
que dejó de reconocerla.

María, en un murmullo, responde:
Amén.

10 junio 2025

Desde el barro #30 Compañera del alma, compañera

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy treinta y dos semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

Al compartir la Elegía de Miguel Hernández había ya comenzado a gestarse este (a)poema dedicado a mi abuela valenciana. El título salió solo: Compañera del alma, compañera. Eso sí, me ha llevado todo este tiempo darle forma, escribiendo a trompicones, editando, borrando... De momento, así se queda. Espero que Miguel Hernández, allá donde esté, me permita la tropelía de destrozar sus preciosos versos para llorar a mi abuela y, como cada martes, las muertes evitables de la DANA.

Compañera del alma, compañera


COMPAÑERA DEL ALMA, COMPAÑERA


Temprano levantó la muerte el vuelo,

como el globo aerostático que cumplió

uno de tus sueños este verano.


Temprano madrugó la madrugada,

aunque recién cumplieras noventa y dos. 

No perdono a la vida desatenta 

que apenas me dejó los últimos.


Tenemos que hablar de tantas cosas…

No llegamos a darte la pequeña 

virgen-fluorescente que te compramos

solo por ver qué cara ponías, cómo

nos imprecarías y si arrancarías

en carcajadas. Se ha quedado en nuestro

altarcito, recuerdo de lo que no fue.


Voy de mis asuntos al corazón,

¿sabías que antes de ponerte cara (con

y sin mascarilla) tu voz se me hizo

nido? Certeza de hogar hallado,

punto convergente de mi deseo de

comunidad, compromiso, justicia:

¡todo amor! Después serías nuestra abuela,

también nuestra compañera del alma.


La despedida entrecortó lágrimas

con la risa. Aun así, hay momentos que 

me arrasa un dolor dulce y suave… ¡dolor 

al fin y al cabo! que queda anclado en mi 

costado. Porque te noto tan cerca, 

preocupándote por mis garbanzos.


Echo de menos tu alma colmenera

pajareando en los emails con noticias

de Religión Digital y me faltó

tu reír por hacer de abuela en Pascua.

Lo que más pesa es que no recuerdo 

nuestro último abrazo fuerte, tan 

ligera que podría levantarte con

mis brazos, salvo el respeto a quebrarte,

tal vez, si apretaba demasiado.


Tu vida fue una gran fiesta, gracias por

invitarnos, compañera del alma,

    compañera.


03 junio 2025

Desde el barro #29 Amapolas

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy treinta y una semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

En mayo compartía una de las primeras cartas que le escribí a mi abu y hoy quería hacer lo propio con una de las más recientes. No tiene fecha en mi libreta, pero calculo que puede ser de octubre de 2024, antes de la DANA. Recoge una historia que me desveló la lectura del primer libro de Rosa Porcel sobre las amapolas y el poema In Flander fields. Leo en la Wikipedia que se utilizó con fines propagandísticos en la guerra, cosa que no me hace especial ilusión... Aunque es verdad que también podemos interpretar esa antorcha que nos lanzan tantas víctimas mortales en conflictos bélicos sin sentido como nuestra obligación de trabajar por la paz.

Red Poppy, 1927 de Georgia O'Keeffe (vía)


Querida abu:

He pensado que... igual necesito un broche o similar de amapola. Y dirás, ¿qué mosca le habrá picado ahora a mi nieta?, ja, ja, ja.

Te cuento: estoy leyendo a una de mis amigas divulgadoras, Rosa Porcel. De primeras no parece que Eso no estaba en mi libro de botánica tenga mucho que ver contigo o el alzhéimer..., aunque estoy segura de que Rosa ¡con conocimiento de causa! me desmintiría.

El caso es que, a pesar de que lo que leo no tenga relación directa, ando ojo avizor de citas sobre memorias o recuerdos. Y ayer tropecé con la historia de la amapola en el Remembrance Day (el día del Recuerdo) o Poppy Day (día de la Amapola).

Se conmemoran las muertes de los militares fallecidos en la I Guerra Mundial. La amapola proviene del poema del teniente coronel John McCrae, dedicado a su amigo el teniente Alexis Helmer el día siguiente de su muerte.

Te copio el poema e intento hacerte una traducción del inglés. Se llama In Flanders Fields (En los campos de Flandes):

In Flanders fields the poppies blow
Between the crosses, row on row,
That mark our place; and in the sky
The larks, still bravely singing, fly
Scarce heard amid the guns below.

We are the Dead. Short days ago
We lived, felt dawn, saw sunset glow,
Loved and were loved, and now we lie,
In Flanders fields.

Take up our quarrel with the foe:
To you from failing hands we throw
The torch; be yours to hold it high.
If ye break faith with us who die
We shall not sleep, though poppies grow
In Flanders fields.


En los campos de Flandes, las amapolas florecen 
fila tras fila, entre las cruces,
que marcan nuestro lugar; y en el cielo
las alondras, todavía cantando con valentía, vuelan,
aunque apenas se escucha por el fragor de las armas .

Somos los Muertos. Hace pocos días
vivíamos, sentíamos el amanecer y veíamos el brillo del atardecer,
amábamos, éramos amados y ahora yacemos,
en los campos de Flandes.
Continuad nuestra lucha contra el enemigo:
recoged la antorcha que lanzan nuestras manos caídas;
vuestra es para mantenerla en alto.
Si rompéis la fe de los que morimos
nunca dormiremos, aunque crezcan las amapolas
en los campos de Flandes.

Así que los ciudadanos de la Commonwealth (Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) llevan un broche de amapola el Remembrance Day, y también se encuentra en tiendas, monumentos y en la Torre de Londres con 888 246 rosas de cerámica.

Yo leí el poema como si lo hubieras escrito tú encomendándome luchar contra el alzhéimer, recogiendo la antorcha de tu vida y recordando que, hace no tanto, sabías quiénes éramos y podías leer, prepararte charlas del Papa, rezar y hacer sopas de letras en la "tables" (tablet). No soy fan de emplear las metáforas bélicas para hablar de la enfermedad. En cualquier caso, sí veo como un trabajo necesario seguir estudiando e informándome y continuar, también, buscando la mejor manera de comunicarme contigo.

Y además, resulta que la amapola es una flor que me encanta. Desde niña me fascina su color y su forma tan delicada, tan... perfecta. No me pude resistir a arrancar una que crecía en el camino durante alguna excursión de mi infancia.

Me enfrenté a una desilusión inmensa de que se fuera pochando por momentos, perdiendo esos pétalos que me parecen tan bellos. Resulta que crece entre las hierbas en casi cualquier lado (o eso me parecía a mí), pero arrancada se marchita rápidamente.

Podría escribir una especie de alegoría sobre cómo la belleza se puede contemplar en libertad y, sin embargo, no se la puede tener en propiedad sin destruirla... Creo que prefiero quedarme con lo efímero de la amapola, como tu vida y también la mía, llenas de pasión y de belleza a pesar de todo o puede que precisamente por ser efímeras.

Te quiero mucho, abu. Un abrazo enorme,

Tu nieta mayor, Dolores

27 mayo 2025

Desde el barro #28 Historia del cambio climático

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy treinta semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

Faltaba la divulgación científica en esta serie de Desde el barro. Qué mejor manera de subsanarlo que enlazando una reseña que hice hace poco en Hablando de Ciencia y recomendando de nuevo el libro de Ángel León Panal.

La imagen proviene de la web del autor

Ángel hace un esfuerzo titánico por desglosar de modo divulgativo cómo hemos llegado a saber lo que sabemos del cambio climático. Leyendo con atención, uno (o una en mi caso) se hace consciente de la cantidad de investigación en ramas muy diversas de la ciencia que está detrás del consenso actual de la comunidad científica en este tema. A lo largo de los años se han ido puliendo modelos, hipótesis, etc., y se continúa y continuará en ello. Mientras también se intenta avanzar en el frente político, de forma que todos nos hagamos responsables de cómo el cambio climático está afectando ya a los más vulnerables y expuestos.

Puedes leer más sobre este libro en la reseña en Hablando de Ciencia

20 mayo 2025

Desde el barro #27 Tiene que servir de algo para que hayas aprendido

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy veintinueve semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

En varias de las entregas de Desde el barro más recientes aparece el echar de menos. Canta Supersubmarina en su De las dudas infinitas que como te echo de menos no hay en el mundo un castigo

Aunque, en realidad, esta semana me fijaba en más versos de su canción: todo el tiempo que ya llevamos perdido es solo un punto pequeño en el cielo del olvido. Veintiocho semanas son solo un punto pequeño en el cielo del olvido.

Pero veintiocho semanas deberían ser más que suficientes para que todo el daño que tengo y lo que ya hemos sufrido tiene que servir de algo para que hayas aprendido. Y no sé, seré pequeña (desde luego, mido entre 1.55 y 1.56 metros, así que muy grande no soy) y de las dudas infinitas porque no acabo de ver que el daño y sufrimiento de las víctimas de la DANA haya servido y hayamos aprendido... La semana pasada lo comentábamos entre varias personas: queda demasiado por hacer, el dinero prometido por las administraciones no llega... 

La canción de Supersubmarina acaba con que la luna no se apaga, que su luz siempre nos guarda. Me recuerda al poema Les claus de Àlex Susanna que, a su vez, me recuerda a mi abu. Con lo cual, cierro estos apuntes de hoy tal como empecé: echando de menos.



13 mayo 2025

Desde el barro #26 Te quiero pura, libre, irreductible: tú

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy veintiocho semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

Estos días Valencia ha celebrado la fiesta de la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad. Su tapiz floral de 2025 ha incluido a los voluntarios de la Dana. Así que, por ambas cosas, me parecía que se merece un Desde el barro...

Vía

Todos los años por estas fechas circulan por WhatsApp alguna que otra foto de la talla de la Virgen de los Desamparados "sin vestir", que a mí siempre me resulta más bonita.


Por curiosidad, busqué la imagen de la Virgen de Covadonga "sin vestir" y resulta que también me parece preciosa así.


Vía Pinterest de Razielo PH

Así que me planteaba qué manía tenemos en vestir, "enriquecer", disfrazar, ¿ocultar? Y se me venían a la mente los versos de Pedro Salinas en La voz a ti debida: Te quiero pura, libre, / irreductible: tú.

Para vivir no quiero
islas, pala decios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».

Luego encontré este artículo de Montserrat Escribano donde me gusta cómo usa el verbo colmatar: historia mariológica que se ha ido colmatando a lo largo del tiempo en torno a su figura.

Escribe Montserrat Escribano:

Aquella mujer joven de la que se esperaba solo lo previsto interrumpió el tiempo dado y fue el kairós de la divinidad. María de Nazaret con su sangre, leche, cuerpo y deseo fue encarnación de lo imposible, de lo incómodo y de lo que desestabiliza. Su propuesta vital sigue siendo hoy una invitación para que sigamos sobresaltadas: ¡Hágase!

La verdad es que me cuadra que la María del Evangelio de Lucas se despoje de los trajes, señas, retratos, nombres, rótulos, historias, y se levante y ponga en camino de prisa hacia la zona cero de la Dana a despejar calles, quitar barro y lo que hiciera falta. Una María que en este Evangelio proclama en el Magníficat que su Dios derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos colma de bienes y a los ricos despide vacíos.

El grupo Elevation Worship canta en Same God (Mismo Dios): I'm calling on the God of Mary whose favour rests upon the lowly (Yo clamo al Dios de María cuyo favor está con los humildes). Y con su canción cierro estos breves apuntes sobre la patrona de Valencia.




06 mayo 2025

Desde el barro #25 Te hecho de menos

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy veintisiete semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

¿Ha dolido la falta de ortografía del título? Ahora explicó el por qué, esperando que se me perdone el daño a la vista...

La semana pasada ya le dedicaba el Desde el barro a mi abu, previo a su 85º cumpleaños y dos días después de su fecha, le dedico otra entrada porque ella lo mola todo.

Resulta que la mayor parte de mi vida he vivido en ciudades distintas a la que residía mi abu. Así que toda mi vida la he echado de menos de alguna manera u otra. De ahí nace por qué la gente se escribe cartas, ¿no? Yo también solía escribirle cartas. De hecho, lo sigo haciendo, aunque ella ya no las leerá.

Cuando se mudó de Pamplona a Madrid, apareció la carta que incluyo en las imágenes a continuación. Se la mandé de Madrid a Oviedo en algún momento de mi infancia. Puede que no fuera la primera (o sí); el caso es que mi abu la conservó por años, incluso tras su mudanza de Oviedo a Pamplona.

Quizá la calidad de la foto no permita verla bien, pero me encanta que haya una piedra que diga "Te quiero abuelita". Me encanta que mi carta de entonces empiece con un "te hecho de menos. Me gustaría que fuese verano para visitarte". Me encanta ese "hecho" con hache, la verdad. La echo de menos tanto, que me parece correcto hacerlo con y sin hache. 

Con un recuerdo especial a las víctimas de la DANA que ya no están y a quiénes se echa de menos.





29 abril 2025

Desde el barro #24 Retrato de una bufanda

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy veintiséis semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

El próximo 4 de mayo mi abu cumple 85 años. Justo a raíz del fallecimiento del papa Francisco el pasado lunes de Pascua, recordaba una anécdota que los "involucra" a ambos. Todavía vivía ella en Pamplona y la acercamos a su casa después de la misa del gallo. Íbamos cantando villancicos y felicitando la Navidad a los escasos transeuntes a través de las ventanillas abiertas del coche. Mi abu estaba avergonzada y nos decía que paráramos. Yo le respondí que Francisco había pedido a los jóvenes que "armáramos lío". Debió contestarme algo parecido a que no de esa forma.

Pero la historia protagonista de esta semana es más reciente: hace algo más de cuatro ella me tejió la bufanda de la imagen (con ayuda de María S. ¡¡mucha ayuda!!). La busqué después de su última caída que derivó en su ingreso en una residencia. 

Me gusta mucho porque es un color que a ella también le gusta, porque me la hizo mi abu y por la cantidad de anécdotas a las que dio pie y que son las que he intentado cantar con palabras en el (a)poema de hoy.

Además, quiero dedicárselo a las pérdidas materiales que ocasionó la dana, ya no necesariamente de cosas de valor (casas, coches,...) sino de pequeñas prendas con tantas historias enhebradas como mi bufanda. Recuerdo cómo unas pocas personas malintencionadas, y otras muchas desinformadas, corrieron el bulo de que se estaba lanzando al vertedero la ropa que se donaba a los afectados (¡cuánto mal se puede hacer!) y no, solo se trataba de los despojos que quedaron detrás del agua y el barro. Pues a esos trapos arrasados, que quizá tenían tanto o más valor sentimental que mi bufanda, y a sus propietarios van este martes mis versos.




RETRATO DE UNA BUFANDA


Ves esta bufanda

y te parece un trapo 

más bien incómodo

(¿demasiado larga?, 

¿demasiado corta?)

y además con algún 

punto perdido. Te

digo que no sabes mirar...


No ves la tarde ni

las manos artríticas 

que empuñaron las agujas.


No ves la llegada 

del bisnieto berreando, 

ni la perra que no 

había forma humana de callar.


No ves la inseguridad

de esas manos reclamando

ayuda: ¿Remato 

o sigo? -Sigue. -No, 

que no quedará lana 

suficiente para 

rematar. - Pues remata. 

-¿Pero no ves que 

sobrará demasiada?


Solo el bisnieto en brazos

del nieto rompió el bucle,

mientras otras manos 

acabaran porque 

las primeras perdieron,

hace tiempo,

el hilo del saber.


¡Oh!, ¿cómo puedes ser

tan ciego y no ver esa 

mirada de cariño, 

ternura, orgullo,

un-no-sé-cómo-definir

que se había quedado 

entretejido cuando

me tendieron esta 

bufanda, la misma en

la que tú ahora solo

ves un trapo imperfecto?


22 abril 2025

Desde el barro #23 Hace falta un Dios que exista al margen del tiempo

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy veinticinco semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

Hemos entrado en la Pascua (parece que este año coincidimos la Iglesia de tradición romana con la ortodoxa) y, aunque ayer nos enteráramos del paso al Padre del papa Francisco (¡o puede que incluso con más sentido por esto!), lo que me pide el cuerpo es compartir las citas que tengo guardadas que hacen referencia a la memoria o el recuerdo y a Dios. Y, por cierto, ¡feliz Pascua de Resurrección!

Elijo para empezar la novela de Graham Greene El final del affaire que me prestó mi hermano hace un tiempo y que me encantó:
Hace falta un Dios que exista al margen del tiempo para que pueda recordar cómo eran las cosas antes de que cambiasen por completo.

Continúo con Chesterton en Manalive, uno de mis libros favoritos, que introduce otro tema que asocio con la memoria: la nostalgia o añoranza.

-Mi abuela- dije bajando el tono de voz- habría dicho que todos somos exiliados, y que no hay casa terrena que nos pueda curar de la santa añoranza que nos prohíbe el descanso.

Sigo con san Juan de la Cruz en Suma de la perfección. Esta cita me salió al encuentro en Francia en un escaparate, aunque no soy capaz de recordar exactamente la localización... (¿pudo ser paseando por el pueblo de Cluny?):

Olvido de lo criado,
memoria del Creador,
atención a lo interior
y estarse amando al Amado.

 Y acabo con la cita que incluye Snowdon al inicio de un capítulo de su muy recomendable Aging with Grace, libro en el que relata de forma divulgativa el Nun Study. Se trata de uno de los mayores estudios poblacionales de la enfermedad de alzhéimer con 678 monjas participantes. De hecho, en la versión en español, han traducido el título a 678 monjas y un científico. Me la compartió mi hermana Carmen (la foto de su ebook es suya):



15 abril 2025

Desde el barro #22 Retaguardia

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy veinticuatro semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

La dana también me ha hecho confrontarme con cómo soy yo. Algo que ya latía en el (a)poema-oración de Hazme y que ahora continúa en esta Retaguardia. Creo que yo soy más "efectiva" no en la primera línea, sino limpiando el calzado de los que se lanzan a esa primera línea. Ahora que estamos en Semana Santa, a las puertas del Jueves Santo, quizá es lo que me toca: lavar los pies del mensajero que anuncia la paz.

Por cierto, que tal como suena Retaguardia cuando la leo internamente, me recuerda mucho a Pedro Salinas en La voz a ti debida (Para vivir no quiero / islas, palacios, torres. / ¡Qué alegría más alta: / vivir en los pronombres!).

The Anointing of Christ, 60 x 40 cm, painting on canvas de Julia Stankova, vía web de la artista


RETAGUARDIA


No, no, déjame de liderazgos,

logísticas y estar en primera 

línea. Si yo solo quiero… Yo

necesito habitar la retaguardia.


Que ahí delante me agobio. Aún peor: 

se me agotan las fuerzas para las

pequeñas cosas, las que realmente 

me importan (quién cumple hoy, quién tiene 

examen o médico, quién hace 

tiempo que no veo, quién echo en falta).


Así que no; no quiero tarima,

con la retaguardia es suficiente.

Ser apenas sombra que pasa 

casi desapercibida y cuidar 

en lo que pueda y cuando pueda.


08 abril 2025

Desde el barro #21 Donde habite el olvido

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy veintitrés semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

Después de compartir la intro del libro Donde habite el olvido de Luis Cernuda y la Rima de Bécquer de donde toma ese verso, creo que tocaba compartir también el poema de Cernuda bajo ese título. Al final donde habite el olvido es el lugar hacia el que nos dirigimos y donde nos encontraremos: al cabo de unas pocas generaciones que nos sobrevivan, nadie se acordará de quiénes fuimos. Mi hermana Carmen y yo lo comentamos de vez en cuando. Y es una idea con la que estamos en paz. 

A mí me gusta pensar en decirle a mi abu (que no se acuerda de haberme olvidado), Abu, tú espérame donde habite el olvido. Hoy también, como cada martes, amplío mi pensamiento para incluir en mi vida diaria la memoria de las víctimas de la Dana del pasado 29 de octubre.

Me parece que esta foto con mi abu no la había compartido en el blog (sí en otras redes...). Mirando cómo nos miramos mi abu y yo, me resulta fácil transitar juntas por ese olvido que seremos (que ya somos, según Jorge Luis Borges).



DONDE HABITE EL OLVIDO (Luis Cernuda)

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

01 abril 2025

Desde el barro #20 ¿Adónde voy?

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy veintidós semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

No sabía (o no recuerdo haber olvidado) que Donde habite el olvido de Luis Cernuda viene de un verso de la Rima LXVI de Gustavo Adolfo Bécquer. Y la verdad es que también me ha parecido muy apropiada para esta serie en torno a la catástrofe de la DANA. Aparte que me llega mucho ese "Adónde". Precisamente, hace poco le leí a Elisabeth Johnson en Rico en misericordia que, a veces está bien prescindir del nombre "Dios" y usar el más arcano "Adonde". Así que yo también me pregunto ¿adónde voy?, después de veintidós semanas tras la DANA y veinte entregas de Desde el barro... ¿adónde voy?


Adónde es un término que usa Elisabeth Johnson para referirse a Dios en su libro Rico en Misericordia
Imagen vía


RIMA LXVI (Gustavo Adolfo Bécquer)

¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura;
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.

¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas;
en donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.

25 marzo 2025

Desde el barro #19 Gigantes

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy veintiuna semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

Me gusta mucho la canción Gigantes de Shinova. No sé si es muy bueno preguntarse qué hubiera pasado si... 

  • si se hubiera sabido interpretar correctamente los avisos de la AEMET (como sí hizo la Universitat de València) y se hubiera mandado a la gente a casa... 
  • Si hubiéramos tenido más preparación y sabido que no era una "gota fría normal" y no se hubiera bajado a los garajes a sacar los coches para aparcarlos más alto. 
  • Si la alerta en nuestros móviles hubiera sonado antes. 
  • Si... 

Pero bueno, tengo claro que, en cierta manera, viajamos en una noria que perdió el control: este planeta que no estamos cuidando, cuya temperatura no deja de subir con una mayor probabilidad de eventos meteorológicos extremos, en que no se le da importancia a la especulación inmobiliaria y a construir en zonas inundables y un largo etcétera. Ojalá un mundo de Gigantes a lo Shinova: ser tan héroes como eternos. Y añado: y dejar el mundo un poquito mejor de cómo lo encontramos



18 marzo 2025

Desde el barro #18 El recuerdo de un olvido

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy veinte semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

Hoy traigo a este blog la intro de Luis Cernuda a su Donde habite el olvido [1932-1933], tal como aparece en el ejemplar que tengo (creo que ahora mismo por Pamplona...) de La realidad y el deseo. Con ella sigo reflexionando sobre el olvido y la memoria: que el amor no desaparezca y que no quede todo mi Desde el barro en solo el recuerdo de un olvido.

Vía Goodreads


Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos.

¿Qué queda de las alegrías y penas del amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada; queda el recuerdo de un olvido. Y menos mal cuando no lo punza la sombra de aquellas espinas; de aquellas espinas, ya sabéis.

Las siguientes páginas son el recuerdo de un olvido.

11 marzo 2025

Desde el barro #17 El bebé que se hacía bolita

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy diecinueve semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

Esta semana voy a romper bastante la tónica de Desde el barro... Hay varios motivos. Quizá el primero es que he vuelto a escribir poesía a partir de la DANA y este (a)poema, aunque no trate del barro, para mí forma parte de la misma corriente que me lleva arrastrando desde el pasado 29 de octubre. 

El segundo es porque recordé el artículo de Dolores Aleixandre en el que menciona a los niños marcados por el sello del caos, como los que nacieron la noche de la Dana. Mi sobrino Nacho también nació "marcado". Una amiga me hizo un retrato de la foto en la que salgo sosteniéndolo en brazos al poquito de nacer. Contemplándolo me saltaron los recuerdos de su primer año de vida con tantas preocupaciones y sustos. Finalmente todo acabó saliendo bien (habiendo estallado todo pronóstico en pompas de jabón) y este último 8 de marzo, nuestro querido Nacho cumplió tres añitos, aquel bebé que se hacía bolita.

Obra de mi querida amiga Lourdes Ferreras (en Instagram la encontraréis como dracomuscart). Por privacidad del menor tapo la cara de mi sobrino. Ya lo siento porque es lo más bonito...


EL BEBÉ QUE SE HACÍA BOLITA


Quién nos iba a decir que ese bebé, 

guapo a rabiar, nos tendría meses al filo

              de la desesperanza.


Porque solo eras un bebé 

que se hacía bolita, 

acurrucado en nuestros brazos.

                  Los mismos 

que querían protegerte de las amenazas

de un diagnóstico cierto,

despiadado, inexorable.


Quién podía prever que serías Tati 

y luego Nachetín

(los nombres más bonitos 

te los ha llamado tu hermano).


Porque quién iba a saber que cada

sonrisa sería pícara con esa 

forma tan tuya de jugar con la lengua.


Y, mírate ahora, 

el bebé que se hacía bolita 

cumple tres años, habiendo estallado 

               todo pronóstico en pompas de jabón.


Fíjate qué de aventuras…

¡Y quién lo diría solo viendo

al bebé que se hacía bolita!


04 marzo 2025

Desde el barro #16 Tenemos que hablar de muchas cosas

Quiero forzarme a no olvidar. Hace hoy dieciocho semanas que la DANA se llevó por delante tantas, demasiadas vidas. Quiero no olvidar que las supervivientes siguen bregando por volver a una nueva "normalidad". Y me lo voy a recordar cada semana los martes de la mejor forma que se me ocurra.

Cambio mi "programación" Desde el barro por... la vida... y la muerte. El viernes falleció mi primera abuela valenciana, que nos adoptó al conocernos y que nos ha dejado muy "huérfanas". Sé que no hay nada más tópico que usar la Elegía de Miguel Hernández al amigo Ramón Sijé, que además no es la primera vez que empleo para estos fines... Será que pasé dos Semanas Santas en la tierra del poeta (ya veis que no es la primera vez que este poema irrumpe en el blog). O será lo que sea, pero, una vez más, me he quedado con demasiadas ganas de hablar de muchas cosas con ella. Así que le pido prestado a Miguel Hernández su elegía para recordar a mi primera abuela valenciana. Sirva también para llorar las 224 muertes evitables de la DANA del 29 de octubre de 2024 que dejaron también tantos tenemos que hablar de muchas cosas.


Este verano sus nietas de verdad cumplieron su sueño de toda la vida de volar en globo. A nosotras, sus otras nietas (las adoptadas o las niñas) nos compartió su emoción previa al día de la aventura. Esta foto es de ese vuelto tan especial para ella.


(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.