En
otra entrada hablamos de los polímeros, en esta trataremos de cómo
fabricar uno casero. Los materiales de partida son dos compuestos
químicos: el alcohol polivinílico (que como se nombre indica ya es
un polímero: la repetición del monómero vinilo) y el bórax. Los enlaces os dirigen a la página MERCK, porque en otros sitios donde he mirado se venden por toneladas... En fin: los productos químicos no suelen ser baratos.
¿Qué ocurre al mezclar los dos compuestos? Pues que debido a los grupos -OH o hidroxilo del alcohol forman puentes de hidrógeno con el bórax. Los puentes de hidrógeno no son enlaces, sino atracciones entre átomos de hidrógeno, con otros átomos pequeños y electronegativos como el oxígeno, el nitrógeno y el flúor. El alcohol polivinílico es un líquido bastante denso, pero al mezclarse con el bórax, adquiere una consistencia más sólida: y es que el alcohol está formado por muchas cadenas, que mediante el bórax se entrecruzan por puentes de hidrógeno formando una especie de redes. Así, pasamos de tener un líquido viscoso a tener un polímero algo "sólido", del estilo de Flubber (aunque no canta ni baila). Si le añadimos colorante, tiene un efecto más gracioso. Este polímero es pegajoso y tiene cierto comportamiento de fluido: si lo dejas sobre la esquina de una mesa, verás que va cayendo lentamente, si te acercas a mirarlo verás que efectivamente "está fluyendo".
Me temo que el efecto no es eterno... Ya hemos dicho que los puentes de hidrógeno son más débiles que los enlaces interatómicos. Con el tiempo, el polímero expulsa el agua que contiene, perdiéndose los puentes de hidrógeno, y por tanto, las propiedades de elasticidad, y quedando solo una masa seca. En cualquier caso, ¡es divertido!
http://web.esciencia.es/wp-content/uploads/2011/07/ztv_flubber3.jpg |
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