29 junio 2012

Las cerillas (II)

En respuesta a las cuestiones planteadas en la entrada del mismo título por Leti Olábarri, que es la que más me hace pensar e investigar… ;)

He encontrado que el fósforo no es el único elemento que tiene la propiedad de arder: el azufre es inflamable también. En realidad, todo fuego o llama es un proceso de combustión en el que entran en juego tres componentes llamados los vértices del triángulo de fuego: el combustible (que puede ser el fósforo o el azufre, además de muchos elementos y compuestos desde la leña al hidrógeno pasando por el petróleo), el oxidante que suele ser el gas oxígeno presente en el ambiente (la atmósfera está compuesta aproximadamente de un 21% de oxígeno y un 79% de nitrógeno), y energía en forma de calor o de la fricción en el caso concreto de la cerilla. ¡No hay que olvidar que si falta uno de los tres no tenemos fuego!, (o lo que es lo mismo pero al revés: se puede extinguir un incendio eliminando cualquiera de los tres).
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Entonces, las primeras cerillas fabricadas por Walker tenían en su composición sulfuro de antimonio (y, por lo tanto, azufre), pero posteriormente se procedió a sustituirlo por fósforo ya que los compuestos con azufre producían dióxido de azufre (incorporan el oxígeno a la estructura), que se caracteriza por su olor a bombas fétida o huevos podridos. En realidad, cada fabricante tenía su propia “receta” para la producción de cerillas, pero todas coincidían en el empleo del fósforo blanco en la cabeza de la cerilla. Este elemento en contacto con el aire forma una llama, y pasa a su forma alotrópica de fósforo rojo. Como se señaló en la entrada anterior el fósforo blanco es muy tóxico para el ser humano, y además como desventaja a su alta inflamabilidad estaba que podía provocar fácilmente accidentes.
http://mediateca.educa.madrid.org/imagen
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Actualmente, podemos decir que las cerillas son más sofisticadas… No se centran en un único elemento inflamable sino en una combinación de los tres vértices del triángulo: así tenemos que la cabeza de la cerilla tiene trisulfuro de antimonio y un oxidante (que suele ser el dicromato potásico o el clorato de potasio) y en el lado de la caja donde la encendemos hay una mezcla que contiene fósforo rojo. El trisulfuro de antimonio se suele emplear en el sector de fricción para fabricar revestimientos de frenos o lubricantes, ya que aumenta la conducción de calor. ¿Y… al tener azufre no se vuelve a formar dióxido de azufre? Según la ficha de datos de seguridad solo en contacto con agentes muy oxidantes. Podemos suponer, dado que en la vida normal no sucede, que todos los componentes se hayan en condiciones que aseguren el correcto funcionamiento de la cerilla.

El calor de fricción es suficiente para que un poco de fósforo rojo se transforme en fósforo blanco y haga que arda la cabeza de la cerilla (que como vemos está diseñada especialmente para arder, y no así la caja). Es decir, aunque el fósforo se encuentre en la caja, la chispa que se produce por fricción de la cerilla encuentra que el material más combustible es la cerilla y hace que esta arda.

http://img.alibaba.com/photo/103871178/Antimony_Trisulphide.jpg
Para terminar os recomiendo este vídeo que explica de forma muy gráfica TODO lo que ocurre durante la combustión de una llama.

1 comentario:

  1. No me da tiempo a ver aquí el vídeo, pero muchas gracias por la explicación de las cerillas. Me alegro que las cajas no estén preparadas para arder, aunque sería divertido...

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¿Cómo termina esta historia?