De acuerdo con Tejada:
deberíamos llevar carteles
de “Peligro de quererse”,
y de quererse demasiado.
Siento que la vida es desgastarse,
ir dejando trocitos de corazón
en cada sitio del mapa geográfico
hasta que ya no quede ni un
pedacito para latir, y nos apaguemos
necesariamente al no tener con
qué vivir...
Normalmente esto ocurre ya de viejos,
cuando el cuerpo se resiente del yo
aventurero, pero a veces los jóvenes
somos muy apasionados, y a fuerza
de enamorarnos, traspasamos la
barrera, ¿y entonces?
¿Nunca has estado enfermo de amor?
La tristeza es fría como un témpano
de lágrima pura de diamante, y amar
es ardiente como incendio desatado
que no cabe en un solo pecho, y
hay que buscar un alguien porque
solo se revienta de querer y no saber
lo que se quiere.
Los que tienen fe creen en un Dios
que llenará todo el espacio que
dejaron esparcido por sus diversos
lugares de residencia. Los
materialistas
buscan desesperadamente que no se
les escape el momento que ya escapó,
la muerte de los que conocemos nos
deja helados de llanto y de duda.
Al final, puedes elegir o no
un determinado número de veces,
puedes elegir llevar letrero
o puedes vivir sin él.
Yo también he tenido la sensación de irme dejando trocicos de corazón en distintos lugares geográficos, y también en distintas personas. Pero no creo que el corazón se gaste con ello, creo que se hace más grande. Y es reconfortante saber que hay muchos lugares del mundo con un trozo de tu corazón allí, dispuesto a recibirte como su dueño se merece.
ResponderEliminarPrefiero vivir sin letrero, definitivamente.
Bien, me parece que me has comprendido ;)
EliminarAunque discrepemos en el "desgaste". ¿acaso no empleamos demasiado a menudo la expresión "desgastarse por los demás"? Yo experimento que entonces SÍ te gastas, otra cosa es que aún así compense el vivir sin letrero (o llevarlo como aviso para los demás, aunque no para uno mismo...)
Si esto es tuyo, tuyo de verdad, aunque mezclado con todo lo que hayas leído me quito el sombrero.
ResponderEliminarCreo que se llega al punto fundamental de la vida. Como diría uno, que ya sabéis quién es, hemos sido creados para amar. Pero querer bien es de lo más difícil. Es fácil querer mal. De esa manera el corazón se desgasta el doble, es como un coche que en vez de gasolina tirara sólo con agua. Se termina despedazando y, yo sí creo, desperdigándose por ahí. Si se quiere, de verdad, de manera incondicional ocurre lo contrario, se hace más grande. Aunque eso no quita para que también uno se la juegue. Ahí está el peligro interesante. Esa cierta incertidumbre que mantiene la tensión.
Reitero, con esta entrada y este cambio de look este blog ha subido a categoría pro.
Un saludo!
Me ha gustado tu reflexión, quizá porque las palabras jugársela, peligro interesante, incertidumbre y tensión me atraen irresistiblemente.
EliminarEn cuanto al cambio de look, aún no lo tengo claro (y mira que lo llevo diciendo veces...), pero gracias por considerarme "pro" (sea lo que sea eso)
;)