El hombre que fue Jueves

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A partir de hoy me declaro fanática de Chesterton. ¡Cómo he tardado tanto en descubrirlo! Tenía mis reparos frente a esta novela porque me habían dicho que era difícil entender a este autor, que no es de fácil lectura, y al fin y al cabo soy solo “una vulgar química”... Por eso, me sorprendió que fuera tan fácil seguir la historia, acostumbrada a las alegorías y metáforas de Manalive o incluso de La esfera y la cruz, me impactó el estilo sincero y sencillo con el que empieza (aunque no termina, o sí) , esta novela.

No sé por qué en mi cabeza tenía asociado que el libro iba a tener que ver con el Robinson Crusoe de Defoe, y que Jueves tenía algo que ver con Viernes de la otra novela. Nada más lejos. No voy a contar mucho porque destriparía la novela, y no es esa mi intención. Me divierte sus continuos juegos de palabras (me lo imagino escribiendo sus obras con una sonrisa irónica y/o riendo a carcajadas), las contradicciones de personajes que pasan a ser de desconocidos a enemigos, de enemigos a amigos. Me hubiera encantado conocer a Chesterton en persona y hablar con él... Porque solo Lewis en Crónicas de Narnia había conseguido hacer que me sintiera así. Quizá son mis peculiares circunstancias, no lo sé, pero me ha llenado de una esperanza muy, muy grande. Y qué decir que Jueves trae recuerdos de una piedrecita blanca en la que pondrá nuestro nombre: “un disfraz que nos revela tal como somos”.

No puedo calificarlo del 1 al 10, porque se merece el infinito.