http://www.theozonehole.com/images/cfc.jpg |
Los
clorofluorocarbonados (CFCs) se consideraban el invento del siglo.
Para empezar cómo moléculas presentaban todas las especificaciones
técnicas que se les podía exigir: eran fluidos fácilmente
compresibles, es decir, se podían comprimir y descomprimir para
conseguir refrigerar. Pero además, eran moléculas muy poco
reactivas, lo que implicaba que no contaminaban.
Años después se
descubrió el agujero en la capa de ozono. En realidad no es un
agujero propiamente dicho, sino que en el Polo Norte, la capa de
ozono había disminuido considerablemente su espesor. La destrucción
del ozono es un proceso natural que ocurre anualmente en la
atmósfera, concretamente en la estratosfera. El ozono se forma en la
zona ecuatorial, y los vientos estratosféricos lo desplazan hacia
los polos. En el Polo Norte se alcanzan temperaturas muy bajas en
invierno, que hacen que se genere un vórtice de muy bajas
temperaturas y que condensen las NEPs (Nubes estratosféricas
polares). Hace tanto frío que condensan el ácido sulfúrico y el
ácido nítrico. Son las condiciones ideales en las que se lleva a
cabo la destrucción del ozono por reacciones radicalarias. Con la
llegada de la primera se rompe el vórtice, y se regenera la capa de
ozono con lo que se ha formado en el Ecuador.
Resulta que los
fantásticos CFCs eran tan inertes que no reaccionaban en la
atmósfera hasta llegar a la estratosfera, donde la radiación solar
formaba radicales libres de cloro, tremendamente reactivos que
atacaban la capà de ozono. Es decir, que lo que se consideraba una
propiedad fantástica, era lo que los volvía peligrosos.
Con el protocolo de
Montreal, los países se propusieron eliminar el uso de CFCs y lo
hicieron. La capa de ozono ha prácticamente recuperado prácticamente
su espesor normal. El problema de que se esté retrasando es que el
calentamiento global provoca un aumento del tiempo que dura el
vórtice en el Polo Norte, y que las temperaturas en el Polo Sur
están bajando pudiendo llegar a formarse las NEPs también allí...
Pero mi reflexión hoy
no me va por el calentamiento global, sino por el diseño de nuevos
productos químicos. Productos necesarios para mantener el nivel de
vida de la sociedad y ayudarla en su progreso, pero productos que
pueden ser nocivos para el medio ambiente, y por tanto, para la
humanidad. Porque la historia de los CFCs se puede repetir. Por
desgracia, aunque la ciencia avanza y cada vez conocemos mejor el
funcionamiento de nuestro planeta, este conocimiento es limitado y
podemos liarla pero bien (como ya se ha demostrado en muchas,
demasiadas ocasiones). No podemos olvidarnos que la ciencia es buena,
pero ha de ser prudente, y cada vez tenemos que hacerla mejor.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/2/2d/Largest_ever_Ozone_hole_sept2000_with_scale.jpg/250px-Largest_ever_Ozone_hole_sept2000_with_scale.jpg |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Cómo termina esta historia?