25 diciembre 2011

Creencias religiosas de los científicos


Hace tiempo leí una novela de ciencia-ficción, que creo que relataba un viaje a Venus. En la nave espacia los astronautas-científicos mantenían una discusión sobre si un científico debe creer o no en un Ser Superior. El capitán de la nave era católico, también había un hinduista-agnóstico, un agnóstico y un ateo. El agnóstico postulaba que su opción era la mejor de cara a hacer ciencia: puesto que no se veía a Dios, había que mantener su existencia en un interrogante, de manera que tampoco se estaba cerrado a recibir evidencia de que sí existía. No llegan a ningún acuerdo.

En respuesta al agnóstico de aquella novela podrían servir las dudas del científico Francis Collins: "¿No me tenía a mí mismo como un científico? ¿Y un científico saca conclusiones que no se reflejan en datos? ¿Podía haber una pregunta más importante que la de si Dios existe? Esta toma de conciencia fue una experiencia absolutamente terrible".

Se considera que la ciencia, así como la filosofía nacen en Grecia, cuando el hombre trata de explicar los fenómenos naturales en vez de con mitos, con la observación racional de la naturaleza. Por eso, hay gente que con el auge de la ciencia en nuestra época, considera que cada vez hay menos sitio para Dios en este mundo. Conforme la ciencia avanza se revelan secretos antes ocultos y que se explicaban igual por historias religiosas o por mitos.

De todas formas, aún no hemos llegado a saberlo todo. En cualquier disciplina científica siempre aparecen misterios, problemas al menos de momento irresolubles... Me gusta la opinión de James S. Trefil: “ (…) Por mucho que hagamos retroceder estos límites (se refiere a los límites de la ciencia), habrá siempre espacio para la fe religiosa y para una interpretación religiosa del mundo físico.

En cuanto a mí, me siento mucho más cómodo con el concepto de un Dios lo bastante listo para idear las leyes de la física, que hacen inevitable la existencia de nuestro maravilloso Universo, que con el Dios pasado de moda que tuvo que fabricarlo todo, laboriosamente, pieza a pieza”

Es interesante su opinión porque habla de evolución: de que al entender mejor la ciencia puede avanzar nuestro conocimiento de Dios. La religión también evoluciona en el tiempo, según el hombre es capaz de adentrarse en la Revelación de Dios y de entenderla mejor. Esto no es ningún tipo de creacionismo. La existencia de Dios no es evidente pero sí demostrable, aunque no con argumentos empíricos o experimentales, y una de las vías de demostración de la existencia de Dios de Santo Tomás de Aquino es la observación del mundo que nos rodea. Que nos lleva a buscarle una causa, y así hasta llegar a la Causa Incausada.

Siempre ha habido científicos de todos los credos, y gente que se ha convertido a una determinada religión con su trabajo en ciencia. Einstein , hablando de ciencia, dice “es la experiencia más bella y profunda que se pueda tener… percibir que, tras lo que podemos experimentar, se oculta algo inalcanzable, cuya belleza y sublimidad solo se puede percibir como pálido reflejo, es religiosidad”.

Me parece muy lógica la afirmación de Georges Lemaître: «Me interesaba por la verdad desde el punto de vista de la salvación tanto como por la verdad desde el punto de vista de la certeza científica. Me parecía que había dos caminos que conducían a la verdad, y decidí seguir uno y otro».

La ciencia y la fe se mueven en ámbitos distintos. La ciencia es el conocimiento cierto, universal y necesario por medio de causas. La fe es el conocimiento de Dios a través de su Revelación. La ciencia emplea la razón para deducir o inducir sus leyes. La fe se basa en la confianza en la Revelación. Como Lemaître considero que son dos caminos para llegar a la verdad.

¿Puede llegar a haber contradicción entre los conocimientos obtenidos por la fe y por la razón? Sí. Para un creyente será un error de la razón humana, que es limitada, porque Dios si es la Verdad no puede equivocarse. Para un ateo será la prueba definitiva de que Dios no existe. Aunque si se demuestra que la ciencia se equivocó... ¿?

Pienso que se puede ser muy buen científico independientemente de las convicciones religiosas que uno tenga. Defiendo la libertad religiosa, y por tanto, estoy en contra del laicismo que pretende sacar la religión de la vida pública. Yo respeto las creencias de los demás, pero eso no me obliga a dejar mis creencias por el camino, ni significa que sea peor científica que un ateo o un agnóstico.

Leí “La esfera y la cruz” de Chesterton que (siento destripar un poco el libro) trata del enfrentamiento a muerte de un católico y un ateo. Después de todas las aventuras que corren juntos para conseguir llevar a cabo su duelo por sus ideas, se van haciendo más amigos, hasta que descubren sin cambiar ninguno sus creencias (bueno, quizá un poco sí), que es más lo que les une que lo que les separa. Que ambos están de acuerdo en la dignidad de la persona humana. Aprenden a comprenderse y a respetarse. Está muy bien.

Es cierto que la religión influye en la manera de hacer ciencia. Aunque fe y razón discurran por ámbitos distintos, la religión afecta a la vida entera de la persona. Pero no veo que esto sea peyorativo, sino todo lo contrario: una fuente de riqueza. Porque los científicos católicos además de buscar la verdad como el resto de la comunidad científica son conscientes de que Dios les ha encargado una misión especial: “Y los bendijo Dios con estas palabras: «Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra». Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe en la faz de la tierra, así como cada árbol que lleva fruto de semilla (...)». (Génesis 1, 28-29)

Y para todos aquellos que hoy celebran la Navidad: ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

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