Suena extraño, ¿verdad? Pero a
finales del siglo pasado científicos de disciplinas tan distintas como la
meteorología, la física, las ciencias exactas, la biología, la economía, la
fisiología,..., empezaron a estudiar el comportamiento caótico. ¿Qué es esto?
Pues era todo lo que no se había estudiado hasta entonces: los “errores” que
aparecen en cualquier experimento, el “ruido parásito” en las máquinas,... Y lo
que encontraron les dejó alucinados: existía orden dentro del caos.
Más
o menos todo empieza cuando se estudian las ecuaciones no lineales en
matemáticas. Son ecuaciones que no tiene solución, por lo que no se las
consideraba interesantes salvo si una simplificación las hacía resolubles.
Pero, de repente, trabajando con sistemas sencillos de ecuaciones lineales se
llegaba no a una única solución como siempre, sino a una bifurcación de
resultados, y luego a otra y a otra,... Era un comportamiento caótico pero que
seguía una cierta periodicidad.
Si
se consideraban los resultados como puntos en el espacio y se iban dibujando,
aparecían unas figuras que se llamaron fractales. Un fractal es una figura que
presenta el mismo aspecto a cualquier escala que se le examine. ¿Por qué?
Porque existe periodicidad dentro del caos de las bifurcaciones de las que
antes hablábamos. Esta característica de los puntos que se van dibujando se
debe a que la figura resultante es lo que se llama un atractor: no importan las
condiciones iniciales elegidas, con tal de que el punto esté cerca del
atractor, los siguientes puntos convergerán hacia él a gran velocidad. No se
han observado atractores en sistemas reales, solo al meter los datos reales en
un ordenador y construir las figuras a partir de ellas.
El
proceso consiste en meter unas condiciones iniciales en el ordenador, que
resolvía las ecuaciones, y utilizaba el resultado como “nuevas” condiciones
iniciales. Se pensaba que así se llegaría a un sistema en equilibrio: a un
único valor. Pero no. Se llegó al caos: las ecuaciones dependían de las
condiciones iniciales, y generaban las famosas bifurcaciones. Es lo que se
conoce como un proceso de realimentación. Un científico midió su periodicidad y
obtuvo un número fijo, por lo que pensó que era una propiedad universal:
aplicable a todas las ciencias.
Y
así era. Con un modelo matemático sencillo se podía explicar el comportamiento
ocular extraño de los esquizofrénicos, los desequilibrios poblacionales de un
ecosistema, por qué el tiempo meteorológico no es predecible a largo plazo, las
variaciones del precio del algodón del siglo anterior,... Todos los datos que
antes se habían considerado sin sentido, tenían aplicación en la nueva ciencia
del caos.
Algunos
físicos empezaron a estudiar los fluidos turbulentos: cómo un fluido en régimen
laminar pasa de repente a un flujo turbulento. Esto se puede observar al apagar
una vela: al principio el humo asciende de manera regular, pero de repente
empieza a formar remolinos: entra en régimen turbulento o caótico. ¿Y qué
importancia tenía esto? Los fisiólogos utilizaron estos estudios para entender
el mecanismo del corazón y fabricar válvulas y desfibriladores que realmente
curaran a los pacientes.
En
cierta manera, se rompió la incomunicación de cada ciencia, porque todas tenían
algo en común: el caos. Y todas podían ayudarse a entender mejor el caos y a
generar aplicaciones.
Es
curioso por ejemplo que en biología se considera que la vida es un sistema
caótico, mientras que la muerte es el equilibrio. Se reconoce que la no
linealidad en los procesos de realimentación sirve para regular y controlar.
Muy fuerte, ¿no?
La
teoría del caos ha cambiado la manera de ver problemas clásicos que se venían
estudiando desde la antigua Grecia:
- Los sistemas simples llevan a comportamientos complejos, a pesar de su aparente simplicidad.
- Los sistemas complejos causan comportamiento sencillo, a pesar de su aparente complejidad.
- Estas leyes tienen validez universal: se observa la disposición fractal en los bronquiolos del pulmón, en la forma de las medusas, en el sistema vascular humano, en la costa de cualquier país,...
Muy
interesante. Recomiendo el libro Caos. La
creación de una ciencia de James Gleick. De verdad, merece la pena. Aunque
no seas de ciencia, ten un poco de paciencia, abstráete de lo más complejo, y
asómbrate de la complejidad aparente de nuestro Universo que paradójicamente
engendra orden. Orden dentro del caos.
Una
cosa que me ha llamado la atención especialmente es que muchos científicos
hablan de Dios en el libro.
“Dios
juega a los dados con el universo”, replica Ford a la célebre pregunta de
Einstein. “Pero con dados cargados. Y el principal objetivo de la físic actual
es averiguar según qué reglas fueron cargados y cómo podremos utilizarlos para
nuestros fines.”
“Se
cuenta sobre Werner Heisenberg, teórico de los cuánticos, que, en el lecho de
muerte, murmuró qué preguntaría dos cosas a Dios: por qué la relatividad y por
qué la turbulencia.
-Creo
que tendrá una respuesta para la primera pregunta- dijo.”
“Lorenz
hizo una segunda pregunta. Supóngase que se puede escribir el juego completo de
ecuaciones que rigen el tiempo atmosférico. Dicho de otro modo, supóngase que
se tiene el código de Dios. ¿Sería posible
entonces calcular con esas ecuaciones los promedios estadísticos de la
temperatura o la lluvia? La contestación sería una afirmación inmediata, si las
ecuaciones fueran lineales. Pero no lo son. Como Dios no ha suministrado las
idóneas, Lorenz examinó la ecuación de diferencia cuadrática.”
“Cuando
miran esta habitación- se ven trastos ahí, una persona sentada acá y puertas
allí-, creen que observan los principios de la materia y escriben las funciones
ondulatorias para representarlos. Pues bien, eso no es factible. Tal vez Dios
pueda hacerlo, pero no existe pensamiento analítico para entender semejante
problema.” Feigenbaum.
“Como
la astronomía y la ciencia nacieron a la sombra de la religión, una parte nada
despreciable del esfuerzo se aplicó a eliminar los argumentos de designio o de
teleología: la Tierra es tal como es para que la humanidad haga lo que hace.
Sin embargo, en la biología, Darwin estableció la teleología como centro del
pensar sobre la causa. Tal vez el mundo biológico no cumpla la finalidad
divina, pero responde al designio modelado por la selección natural. (...)”
Pues fíjate que esta entrada la he entendido... Nos explicaron bastante bien el caos en primero de carrera, con el Phaser, pero no sabía que se había utilizado para unificar tantas ciencias distintas...
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