En mi máster de Química
Sostenible me ha tocado hacer un trabajo sobre la torrefacción como
pre-tratamiento de la biomasa. Sí, a mí también me sonaba a chino al empezar
con el artículo en inglés, pero luego, ha resultado muy interesante.
Se
trata de aprovechar la biomasa como combustible, de esta manera, usamos
“energía verde”. El problema es que dentro del término biomasa están incluidos
la materia vegetal y animal, incluidos sus residuos: es decir, desde los
excrementos de animales hasta la poda de árboles y residuos agroforestales.
Para homogeneizar todo este conjunto y eliminar la humedad (que no es
interesante desde el punto de vista de la obtención de energía) se proponen
diversos procesos, y uno de ellos es la torrefacción.
La
torrefacción consiste en quemar en un reactor la biomasa a 200-300ºC,
obteniéndose un producto que se asemeja a un biocarbón, y que como combustible
se parece al carbón de baja calidad. Es una técnica que permite obtener un
producto más estable, más fácil de moler o de densificar, y del que se obtiene
un rendimiento energético. Claro que resulta un poco caro, pero compensa en el
caso de grandes cantidades de biomasa cuando se requiere su transporte, por
ejemplo.
Probablemente
un modelo energético basado solo en biomasa no sea sostenible, y menos en
países con poca producción de biomasa, como es el caso de España. Pero me ha
parecido interesante conocer el proceso como una fuente de energía alternativa
y como muestra de que los hombres somos parte de la solución de los problemas
que a veces originamos.
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