01 diciembre 2011

Potenciar la ciencia: químicos en series de TV


Estamos en un mundo en el que la ciencia adquiere más y más importancia, y en el que se considera al científico como un ser aislado del mundo para poder desarrollar su ciencia, como un “bicho raro” superdotado, como un”friki” distinto al resto de habitantes del planeta.

            Cuando en la conversación entre personas corrientes surge algún término científico, se cambia de tema automáticamente: es palabra tabú accesible solo a los gurús de la ciencia...

            Hay poca gente en las carreras de ciencias puras tipo química, física y ciencias exactas,… Es verdad, que son carreras muy concretas, pero también muy útiles y necesarias. De alguna manera, hay que quitar esa imagen de exclusividad, y poner la ciencia al nivel de todos. O mejor aún: poner a todos al nivel de la ciencia.

            Porque no debería ser así. La ciencia está al servicio de la vida, y por tanto, debería estar a pie de calle para ayudar al ciudadano común. Y el ciudadano, en correspondencia debería valorarla como algo útil y bueno. Hablo de reformar la educación: repensarla para que aprendamos mejor.

            El científico es un currante como otro cualquiera. A veces le toca hacer horas extras por las necesidades de sus experimentos, pero como el común de los mortales desea volver cuanto antes a su casa a descansar. Y como a cualquier persona, su trabajo le causa satisfacción si está bien hecho. Si encima su trabajo redunda en un bien mayor, como un medicamento, un producto menos contaminante, un nuevo material útil, senti´ra todavía más satisfacción.

            El científico está en la calle también, y su ciencia con él. Quizá para que nos lo creamos, estaría bien comenzar una serie televisiva de ciencia, pero quitándole la coletilla de “ficción”. Podría ser un científico que trabaja en la policía criminalista pero evitando las fantasmadas de CSI. O un científico que trabaje en una institución de investigación de enfermedades olvidadas. O un nuevo doctor House que trate de evitar las consecuencias catastróficas del cambio climático logrando protocolos a nivel mundial, o reciclando y usando la bici a nivel personal. En la película de El aceite de la vida es un químico el que consigue extraer en una destilación el aceite que ralentiza la enfermedad de Lorenzo. Y el protagonista de la novela Frankenstein es un químico. Se trata de volver a estar ahí: de volver a ser conocidos.

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