Tengo la sensación de que todos
estamos hartos de que nos hablen de reciclar... Y no debería ser así. Hay que
cambiar el punto de vista. Hay que despolitizar el término reciclaje, quitarle
las connotaciones de “¡qué pesados, otra vez con el reciclaje!”, “si no sirve
para nada...”, “si nadie lo hace...”.
Yo
también he pensado todas esas cosas, y sin embargo, ahora desde un punto de
vista exclusivamente científico digo: SÍ SIRVE. La acción descontrolada del
hombre sobre la naturaleza puede provocar y provoca graves daños en el
medioambiente que a la larga, afectarán a la calidad de vida de la humanidad.
Pero, como ser pensante, el hombre no solo es parte del problema sino que tiene
la solución en sus manos. Esos mismos procesos que contaminan, también tienen
procesos que descontaminan.
Antes
de seguir, decir que el título de esta entrada no es de mi inventiva, sino que
lo utilizó una profesora de la Universidad de Navarra en una conferencia sobre
reciclaje (creo que ahí empecé a cambiar mi visión...).
Me
preocupa el medio ambiente. Al margen de visiones catastrofistas sobre el
calentamiento global y la destrucción del ozono, es cierto que la actividad
industrial daña el medio ambiente. Pero, como ya he dicho, también se investiga
para paliar este daño: buscando energías menos contaminantes, “más verdes”.
Económicamente incluso interesa sustentarse sobre las energías renovables
siempre que sean sostenibles, porque “no renovable” implica que se acabará...
En
estos años que he cursado distintas asignaturas relacionadas más o menos con el
medio ambiente, me han quedado claras varias cosas. En primer lugar, que la
naturaleza es muy lista, está regulada por leyes que aseguran su supervivencia
frente a la contaminación. Es decir, que cualquier medio receptor de
contaminantes como la atmósfera, las aguas o los suelos tiene cierta capacidad
autodepurativa. Esto quiere decir que en esos medios viven microorganismos
capaces de degradar los contaminantes. ¡Qué pasada!, ¿verdad?
Con
el aumento demográfico y de las prácticas industriales hemos sobrepasado esa
capacidad autodepurativa de los medios receptores. Con esto no pretendo
defender posturas neo-malthusianas. Estoy a favor del aumento poblacional, pero
también hay que meter cabeza en los problemas que generamos para tratar de
resolverlos.
En
segundo lugar, muchas de las tecnologías descontaminantes se basan en los
mismos principios de la naturaleza. Lo que resulta muy lógico ya que si han
servido hasta ahora... Como ejemplo, en las depuradoras se tratan las aguas
residuales en balsas con microorganismos que degradan la materia orgánica. Otro
aspecto interesante, es que no se descontamina el agua al 100%, resultaría muy
caro y les quitaríamos el trabajo a los microorganismos del río al que se vierten
las aguas tratadas. Es decir, en los procesos de descontaminación se cuenta
también con la capacidad de la naturaleza.
Además,
en las iniciativas de descontaminación, se busca aprovechar al máximo el
rendimiento energético. Así, los lodos o fangos de depuradoras (provenientes de
los sólidos espesados) se llevan a digestión anaerobia para obtener un biogás
empleable como energía eléctrica, o bien se llevan a compostaje para obtener
abonos de alta calidad.
En
la entrada de los polímeros ya hablamos de la jerarquía de las 3 R:
reutilización, reciclaje y recuperación. La opción peor es el vertido, pero
incluso los vertederos tienen una normativa a seguir para garantizar la salud y
la protección medioambiental. Todo vertedero debe distribuirse para alargar su
vida de utilización, y una vez terminada, recubrirse con tierra, y controlarlo
hasta que deje de emitir gases, y sea un lugar seguro. Y, aunque parezca
mentira, con nuestro pequeño reciclaje estamos colaborando a aumentar la vida
media de los vertederos. Así que, ¡manos a la obra!
Habla de esto a Miguel. Seguro que le emociona... Con lo que ha disfrutado estudiando la asignatura de medio ambiente...
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