Ha cambiado mi visión de la soledad, sí ha cambiado. Algo así como el sentido doble que encontré para el dolor. Quizá ya debería llamarla Solitudine como el Duque de Camelot...
Soledad.
¿Cuándo dejaste de
oprimir mi garganta?
¿Desde cuándo eres
mi amiga íntima?
Lejos quedan
miedos y preocupaciones.
Ahora ansío alcanzarte
para ser más yo.
Para en el silencio
que te precede y rodea,
ordenar mis pensamientos,
disfrutar del estar sola
en soledad.
No te percibo como
pérdida o abandono.
Para mí eres independencia
que defender,
intimidad que custodiar,
serenidad para vivir.
¿Cuándo dejaste de pesarme?
¿Fue cuándo decidí
escribir?
¿Para que la soledad
no tumbe es necesario
abrir el alma?
Y, sin embargo,
eres dulce y sosegada,
¡no te imaginé así!
Quizá eres melancólica,
y tu alegría dista mucho
de ser pura euforia...
Me gusta estar contigo-
conmigo en soledad.
Aprendo a ser yo misma,
decido como actuar.
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