Escuece el alma
dulcemente.
Se abraza el vacío
para darle calor,
como a un niño
mimoso.
Serenado, sublime,
escondido en el
pecho.
Fuente de lágrimas
y canciones,
amigo en la
soledad.
Lejos quedan ya
largas rebeliones
y alzamientos.
Ahora, en la paz,
se pueden
enterrar,
o quizá
desenterrar,
recuerdos.
Amansado,
apaciguado,
duerme tranquilo.
Percibimos su
respiración
en pequeños
latidos.
No hacen daño
sus dientes o
sus dientes o
sus uñas.
Fuerza interior
que guía
a mayor
recogimiento,
amigo en la
soledad.
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