Caminaba por el sendero
arrancando tréboles
de tres hojas.
Me dejaba iluminar
por la luna
en los claros
del bosque.
Olía venir la lluvia,
o es que quizá,
el viento traía olor
a lágrimas.
Iba haciendo
un ramillete de plantas
y caminaba sin prisas
entre rocas.
No me asustaba nada.
Veía con ojos distintos
lo que siempre había
visto,
pero ahora todo
era diferente.
Cada rayo de sol
tenía un nombre o un
sabor,
cada paso era un avance
o un retroceso en el
camino,
independiente del
movimiento
de mis pies.
Todo llamaba mi atención:
las historias de gente
con la que me cruzaba,
el vuelo del pájaro
o las nubes del cielo.
No podía dejar
de mirarlo todo
e intentar absorber
dentro de mí todo:
la luz, los olores,
los sabores, el dolor
y las alegrías,
hasta el punto
que me hacía daño.
Pero yo quería seguir.
Traté entonces de
explicar
cómo me sentía,
qué es lo que me pasaba.
Soñaba a ser poeta,
y me desperté en la
cama.
Dolores! Estoy muy sorprendida! No pensaba que una personan de ciencias tuviera tambien la sensibilidad que muestras! Me encanta!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarGracias, Hester!! A mí tb me ha gustado tu blog, aunq no haya dejado comentario...
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