En mitad del
pasillo
fue plantado,
y regaron con
lágrimas
su semilla.
Creció fuerte y
frondoso,
extendiendo sus
ramas,
invadiendo las
habitaciones
y ascendiendo más
y
más arriba.
Su corteza rugosa
es muy áspera al
tacto,
y sus raíces
nudosas
hacen tropezar
para que las
miradas
se alcen a su
copa.
Habituado al
interior,
cada vez crece
más,
quiere unir tierra
y cielo
en un abrazo de
hojas.
Si quieres, se
puede trepar
y contar tus
secretos
en murmullos
a alguna rama.
Eso lo hará más
hermoso,
vive de nosotros
y de él mismo,
no nos necesita.
Necesita nuestros
pensamientos
Olvidado de todos,
descubierto por
unos pocos,
continúa su
escalada,
sin vértigo,
y cada vez crece
más.
¿Lo has visto?
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