Los niños
contemplaban extasiados el juguete que había traído la madrina de
Nico, que seguía sobre la mesa entre el papel de envolver roto a
jirones. Ninguno, ni siquiera el audaz Guille se atrevía a cogerlo.
Había algo curioso, que daba un poco de miedo en la forma del
objeto. En realidad, representaba una mina en miniatura: era una bola
rosa chillón con púas verdes de goma, y un gran interruptor negro
de ON-OFF.
Su madre
que trajinaba en la cocina aguzaba el oído por ver si tramaban algo,
pero no se oía ni un suspiro. Le parecía increíble que se hubieran
quedado subyugados por el juguete, con lo ruidosos que eran los
cuatro.
Por fin,
Guille extendió la mano temblorosa hacia el botón. Nada más
accionarlo, el aparato empezó a vibrar inquietantemente. Todos
pegaron un bote en su asiento. Pero no terminó todo ahí, de repente
se oyó una risa malévola que procedía de la bola. María y Susana
se escondieron detrás de la silla. Lo peor llegó en unos segundos,
el juguete empezó a convulsionar y a rodar por toda la mesa. Todos
gritaron de miedo.
Su madre
seguía en la cocina conteniendo la risa, ¡qué buena idea la de la
madrina! Por fin una tarde tranquila.
Guille
estalló en carcajadas: -Está loca.
-Sí,-corroboró
Nico- ¡es la bola loca! Y se me ha ocurrido un juego genial.
La paz de
la casa se rompió de pronto. Se oían carreras, caídas, el juguete,
gritos contenidos, y de vez en cuando un alarido como de otro mundo.
La madre suspiró, demasiado bueno para durar. Procuró poner
expresión seria y se dirigió al cuarto de jugar.
Al llegar
no entendía nada. La mina giraba sobre sí misma en el suelo
mientras todos sus hijos corrían alocadamente de un lado a otro
hasta arrojarse de un salto en el sofá, todos apretados para caber
encima.
-¿Qué
hacéis?
Susana sacó
la cabeza por debajo de un cojín: -¡Chiss!, es la bola loca.
-¿Qué?
-Eso
mamá,-contestó María- Primero está dormida, luego se vuelve mala
y luego loca.
-Sí, mamá,
es la bola loca- gritaron a dúo Guille y Nico.
-Es un
juguete guay, pero da un poco de miedo, mejor subirse al sofá-
resumió Susana.
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