Palpita
la sombra
congelando
nervios,
se
destila de las cosas
más
pequeñas,
para
caer de golpe
lacerando
encuentros.
Tristeza
que lates
al
final de los sentimientos,
dejas
regusto de dulzura
entre
amargores lentos.
Recuerdos
que pulsáis
botones
ya oxidados,
impulsos
agotados
Única
en su especie,
dama
solitaria,
en
dominio de marfil.
Sin
alterar su semblante
carga
de cadenas
anhelos,
sueños,
miedos,
sin
distinguir su naturaleza.
Altiva
en su trono etéreo
invade
poblaciones
y
también desiertos,
nadie
resiste
su
vuelo nocturno.
Buena
o mala,
sola
o compañera, amiga o enemiga,
siempre
encima,
siempre
alerta.
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