28 abril 2012

Otra versión de la Pasión


 Quizá no pega mucho en la alegría de la Pascua, pero, después de todo, lo conmemoramos y hacemos presente en cada misa... ¿Por qué no poner hoy este poema?

Yo soy el buen-(mal)ladrón
que está a tu izquierda,
que te mira y te vuelve a
mirar, y no se cansa de
mirarte. No sé si atreverme
(no lo haré) a pedirte un
último favor. ¿Me atrevo?
(No).

Aunque si lo pienso,
más bajo no se puede
caer, ni ser más infame…

Tú que lo conoces todo,
sabes también mi historia,
que no ha sido de entrega
sino de tibieza tras tibieza.

Sí, yo soy Judas traidor
que se quedó dormido
con Santiago, Juan y Pedro,
en el huerto. Ellos tenían
miedo, yo solo sueño.

Yo también quise huir
como ellos, y casi lo consigo,
desnudo, porque desgarraron
mis vestidos, y me atraparon
al salir del huerto.

Yo te negué con más
juramentos que Pedro,
temía perder la vida
y miedo al sufrimiento…

Lo sé, no son excusas,
y todavía fui más cuesta
abajo. Te envidié al Cirineo,
a la Verónica, y a las mujeres
que por ti lloraban.

Sobre todo, te envidio
a tu madre, la que está
ahora a tus pies, la que
sufre como nadie, la que,
como yo, no deja de mirarte.

Y, al fin, aquí estoy,
el discípulo más díscolo,
el frívolo y abusón,
el quejica y el ladrón.

Quisiera tener la decencia
de pedirte bien perdón,
pero creo que buena parte
es el miedo a morir…

Te lo digo sin palabras,
yo pequé
ten piedad de mí,
Señor.

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