24 abril 2012

1984 (George Orwell)

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Hasta aquí ha llegado la influencia de Kalon, puesto que escogí este libro porque Adam Machovsky trató de él en su ponencia, y por curiosidad, decidí leerlo.

Es espeluznante esta novela de George Orwell. Como literatura es llevar al extremo su novela de Rebelión en la granja, y con humanos en vez de con animales. Si puede llegar a ocurrir es ciertamente una novela de terror. Se ambienta en un estado totalitario, donde la clase media (los llamados Partido Exterior) son constantemente vigilados por una telepantalla, de manera que cualquier comportamiento que no se ajuste a los idearios del Partido es vigilado e investigado por la Policía del Pensamiento. El Partido ha eliminado (o lo ha intentado) el amor, la familia, la lealtad, la amistad e incluso la historia: que es una y otra vez re-escrita para que se adecúe a la realidad. Como están constantemente vigilados, los crímenes de los ciudadanos son fácilm ente detectados antes de cometerse, y puesto que hasta cuando duermen la telepantalla está encendida pueden saber qué es lo que más horroriza a cada persona, para utilizarlo en su contra en caso necesario. En ese conetxto se encuadra la historia del protagonista. Si algo me llama la atención es que no se trata de un héroe: parece un anti-heróe, con las piernas con varices, no muy inteligente (aunque sí el único cuerdo en un mundo de locos o de dominadores), quejica, miedoso,... Pero que se rebela. Me parece increíble cómo Orwell es capaz de recrear la psicología de Winston Smith, una mezcla de recuerdos de la infancia, de las falsificaciones del partido, de sus rebeliones, sus problemas, sus dudas, hasta el dramático final. Porque Orwell llega a la conclusión de que, aunque haya hombres capaces de resistir el dolor físico y la tortura mental y el miedo, siempre hay algo que les sobrepasa y que hace que se traicionen a sí mismos, traicionando lo que más aman.

Me parece que Orwell pretendía avisarnos de hasta qué extremos puede llegar la humanidad a deshumanizarse apoyada en teorías socialistas-comunistas-colectivistas y totalitarias en general y en el progreso por el progreso (las nuevas tecnologías, la nueva maquinaria, etc). Y lo consigue. Es apabullante. ¡En serio!, si no, probadlo...

El libro se sitúa cuando está a punto de publicarse la undécima edición del diccionario de neolengua, que es el idioma que sustituirá al inglés. Es una lengua en la que se han eliminado palabras peligrosas, tipo libertad, para evitar que se puedan cometer crímenes contra el Partido. Otra técnica de la neolengua es despojar del significado original a las palabras, para que decir que todos los hombres son libres equivalga a decir todos los hombres tienen dos piernas, y así eliminan la imaginación. Me parece interesante el análisis de Orwell de cómo limitando un idioma podemos controlar una sociedad. Tengo mis dudas al respecto... Es cierto que necesitamos el lenguaje para comunicarnos y para pensar coherentemente, pero hay cosas que hemos aprendido sin ningna erferencia exterior: simplemente imaginando o en los sueños. Claro que, si partimos de la base de que las nuevas generaciones no sepan ni qué es la imaginación, probablemente el Partido haya consegudo lo que se proponía: matar cualquier tipo de creatividad.

Ya lo dice Orwell con la voz del protagonista: Sin libertad no hay arte, ni literatura, ni ciencia. Y usa estas tres palabras, lo que me parece interesante también en referencia a Kalon o la necesidad de lo inútil..., puesto que pone las tres palabras en la misma frase. Ahora bien, si el hombre nace sin libertad (como en el mito de la caverna de Platón) ¿es capaz de desearla, de buscarla, de defenderla, aunque no tenga un referente anterior? En mi opinión sí, el hombre prehistórico lo hizo, pienso que podríamos volver a hacerlo.

Otra reflexión que se me viene a la cabeza es que para controlar a los sujetos usan las telepantallas, que están continuamente retransmitiendo ya sea canciones, himnos, partes informativos, etc. Y no puedo evitar relacionarlo con la televisión, y las series basura que nos meten a todas horas. Y si pienso en los niños que dedican varias horas al día a ver DisneyChannel, se me ponen los pelos de punta. Porque son series idiotizantes: está de moda ser tonto, mientras seas guapo, triunfes... Hay una amplia gama de matrimonios que no saben educar a sus hijos, que están completamente desmadrados, porque lo que está en boga es el padre o madre-amigo, nunca el educador. Todo es lícito para conseguir éxito o que te mire el chic@ de tus sueños... Quizá se defiende aún la idea de amistad, pero es un concepto tan vacío que me provoca náuseas... En fin, que cuando veo a mis hermanas viendo DisneyChannel se me encoge el corazón... Por eso, me gusta cruzarme con niños por la calle y oír sus teorías del mundo y ver que todavía no han sido subyugados por ese tipo de series...

Winston Smith no encuentra ya argumentos en los que fundamentar su evidencia de la falsedad del Partido. Su propia experiencia es muy poca frente a los argumentos dobles que le presentan. ¿No existe la verdad? ¿Dónde se fundamenta la verdad? Según el Partido, la verdad está en la historia y en la mente de las personas, ambas cosas dominadas por el Partido, por tanto, no existe la verdad. Pero Winston no cree en Dios. Me gustaría ver el final de la novela si alterásemos este pequeño factor. Solo por curiosidad.

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