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Me he fijado que, aquí en Pamplona,
pero también lo he visto en Madrid y en Torrejón de Ardoz, y en Castellón,
proliferan las peluquerías y los centros de dermoestética: fotodepilación,
cavitación, etc. Para ellos y para ellas. Me da que pensar que en plena crisis
aparezcan más comercios de este tipo.
Al
principio, quería hablar de la cultura del abre-fácil. Se me vino a la cabeza
al abrir un litro de leche el otro día: hay algunas compañías que han
sustituido la tradicional línea de puntos que (se supone, yo nunca lo conseguí)
que al doblarlo repetidas veces, se podía cortar con la mano (yo con las
tijeras) por un sencillo tapón de plástico que no hay más que girar. Una vez más
nos han facilitado la vida, pero me paro a pensar si no nos la habrán
facilitado demasiado… Quiero decir que estamos tremendamente acostumbrados a
que las cosas nos salgan a la primera: nada de consultar libros teniendo Google
a mano, la compra se puede hacer por Internet, ahora sale más barato un
contrato telefónico con Internet que sin él. ¿Esto es malo? En absoluto.
Siempre que no se nos olvide que somos personas, no máquinas.
En
el libro de No me iré sin decirte adonde voy, del que ya hablé en otra entrada,
nos presenta a un protagonista con problemas, si bien no se profundiza
demasiado, supongo que un psiquiátra le diagnosticaría un episodio depresivo grave
con posible trastorno de personalidad por evitación. Y eso, me temo, Laurent
Gounelle, que por mucho que practique su protagonista eso requiere tratamiento
médico, y seguro que mucho más tiempo de lo que da a entender en el libro.
Todavía no me he hecho a mi móvil nuevo… Voy mejorando poco a poco. Me costó toda una mañana descubrir cómo se desbloqueaba. Para poder usarlo, tenía que apagarlo y volver a encenderlo. Mi hermana pequeña lo descubrió en medio segundo… Vale, soy nula para la tecnología, pero lo que pretendo decir es que si mi generación lo tiene difícil para encontrar la belleza y luchar por ella, las siguientes vienen aún más "informatizadas". Dejo este vídeo para que os riáis un poco...
Por
eso, al querer hablar de la cultura del abre-fácil y la tecnología punta, me
acordé también de los establecimientos de belleza estética. Y es que, siguiendo
con la línea de Kalon o Pulchrum, me parece que nos hemos perdido. Que de tanto
usar la palabra belleza la hemos desgastado y desnaturalizado…
¿Por
qué no hay tallas grandes en Zara, y las personas gorditas si quieren vestir
modernamente, han de someterse a dietas duras? ¿Por qué la gente viste con una
o dos tallas menos de las que realmente usa, aunque eso forzosamente puede
afectar a su salud? ¿A qué tanto anuncio de comida sana, acomplejar a los
adolescentes con la obesidad (para caer en extremos como la anorexia…)? ¿Por qué
esa defensa a ultranza del deporte?¿A qué intentar parecerse al ídolo del momento, ya sea futbolista, cantante o actor?
Me
gustó el trabajo que hizo una amiga sobre la nueva campaña de nívea. En ella,
trataban de establecer un canon de belleza para finalmente decir que no existe
la belleza en abstracto, sino las bellezaS en cada una de las personas. Cada
un@ somos bellos, desde un punto de vista moral, físico, el que quieras. Eres
genial por ser simplemente tú (o yo). No te cambiaría por nada. Pero, ¿te digo
lo mejor? Puedes ser más bell@ (¡qué cursi suena!, jaja) intentando pulir tu
carácter, buscando tu estilo y arreglándote. Quizá haya que adelgazar unos
kilitos, otros tendremos que engordarlos, pero que sepas que eso no es lo
esencial.
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